Hoy será la última vez que el canal televisivo CNN+ emita su programación habitual en directo y, finalmente, cerrará definitivamente sus emisiones el día 31 de diciembre. Se ha hablado, escrito (y tuiteado) mucho y, en el fondo, todo el mundo parece coincidir en que era algo inevitable. Desde luego, la televisión más rentable no tiene por qué ser la mejor y, a la inversa, la mejor televisión no será nunca rentable (y por eso, en otros países, suele estar al abrigo de un canal de pago). En el caso de CNN+, es uno de los pasos más que sufriremos con la fusión de Cuatro y Telecinco: mucho me temo que Cuatro será, cada vez más (de hecho, ya se nota), un poco más Telecinco, y eso es una pésima noticia para la televisión, para la cultura, para la información y para el entretenimiento. Sí, es cierto, hasta el más tonto (y, a veces, el más listo) puede pasarse cinco minutos Sálvame. También puede estar viéndolo cinco horas, cinco días, cinco semanas. Si es pertinaz y aguanta, puede verlo durante cinco meses. Pero creo que cualquier mente sensata piensa que, pase lo que pase y sea lo que sea, los programas de ese tipo son prescindibles. Lo mismo ocurre con el resto de programas, porque el modelo televisivo de Telecinco tiende a repetirse con otros nombres y en todas partes: todos los programas, en el fondo, son lo mismo.
Para hacernos una idea de lo que supone la desaparición de CNN+ basta con coger el mando a distancia y zapear canal por canal de ese invento que es la TDT (que iba a ser la releche, decían; que iba a tener mil y una posibilidades, decían; que iba a aumentar la oferta, decían; que iba a estar en la vanguardia tecnológica, decían; que iba a subtitular e iba a dejar apreciar los idiomas originales, decían). Después de haber hecho el paso rápido de un canal a otro hasta el final del largo recorrido, ¿qué nos queda? ¿Cuántas propuestas merecen auténticamente la pena? Y, por esta ocasión, no vamos a frivolizar y hacer chistes fáciles con La 2. Los debates no son debates, sino lugares para el grito y la falta de respeto, cuando no un toma y dale ideológico que ruboriza a toda persona juiciosa. Los informativos, a los pocos minutos, se van acercando a la noticia tonta o a la crónica de sucesos, para después dedicar casi todo el pastel a una información deportiva cada vez más sesgada por los derechos de retransmisión de cada cadena. Las noches se convierten en un desfile de taumaturgos, adivinos, loteros y teletiendas. Casi han desaparecido las buenas películas (si las hay, siempre ponen las mismas). Nos tenemos que refugiar en los rincones de internet para ver las grandes series de televisión en su idioma original. Los programas y espacios musicales han desparecido (o, irónicamente, aparecen en algunas de las cadenas de telemierda a las seis de la mañana: lo juro). Los canales autonómicos sirven para que cada paisano vaya teniendo la sensación de estar pagando impuestos para dar dinero al localismo sesgado, al programa reciclado y a los noticieros de saldo. Mientras en algunos canales van haciendo acopio personajes mediocres, incultos y de baja estofa para instaurarlos como modelo social, un conjunto de buenos (en algunos casos, excelentes; en unos pocos, insustituibles) profesionales tendrán que abrir sus paraguas para esperar ofertas para una salida laboral cada vez más difícil y casi imposible en la televisión.
Con este panorama, parece que CNN+ no tenía sitio en la parrilla televisiva. Si no fuese porque va a ser una verdad incontestable, parecería que estamos de cachondeo. Y, no, hoy no podremos decir eso de «CNN+ somos todos» porque, dentro de unos días, CNN+ no será nada. Ni nadie.
Pues sí, este es el triste panorama, al que se añade el que CNN+ desaparezca para que aparezca una cadena de «Gran Hermano» 24 horas. Dice mucho del país en el que vivimos.
Bienvenida, Cecilia. Leía tu magnífica entrada sobre el asunto en tu blog.
Me ha gustado mucho el comentario de CECILIA. Muy cierto todo lo que dice.
Veo que para hacerte un comentario hay que bajar bastante y pasar un buen trozo en blanco por eso antes no lo veía… Besotes, M.
Has hecho una buena radiografía de la televisión actual. ¿Qué canal poner para ver un noticiario lo menos contaminado posible, lo más serio y más interesante posible? La posibilidad de conectar CNN+, con noticias frecuentes y menos tendenciosas que en cualquier otro canal, se acaba ya. Quedan los cotilleos, los griteríos, las mendacidades de las tertulias "para mayor gloria" del gobernante a quién sirven (con comentaristas pedófilos como los que ya hemos descubierto), las series concebidas para espectadores de poco seso… No, en esta sociedad imperante, la labor de los medios de comunicación no es enseñar, impulsar a la reflexión, a la protesta, a la crítica, a la demanda colectiva, a la exigencia democrática. Por eso hay que cerrar El jueves, CNN y todo lo que se salga del cauce permitido por los gobiernos establecidos o aspirantes.
Aquí mandan los políticos y los pensadores están fuera de onda. Y al que hable más de la cuenta, mordaza o destitución.
Un saludo
Buenas tardes, Raúl Urbina:
Llevo un año sin ver televisión. Salvo contadísimos momentos. Es tan terrible el espectáculo de los personajes que se asoman a la pantalla, que pienso que lo hacen para mostrar lo peor de las personas, y con intención moralizante, para que no lo vea nadie.
Pero ¿no lo hacen con ese fin, verdad?. ¡Qué triste la cifra de 'las audiencias'!.
Saludos.