Vulnerable a tu lado más amable y carcelero de tu lado más grosero, soy ahora el soldado de tu lado más malvado. Puestos al estudio de los lados, también me construyo cada día en arquitecto de tus lados incorrectos. Tengo la dicha de ser el propietario de tu parte más caliente y de ser el dirigente de todas tus urgencias. Artesano de tu lado más humano y comandante en tu jefe de tu parte de adelante. Inocente de tu lado más culpable y de tu lado más caliente, soy el custodio de tus ráfagas de odio. Voy vagando por tu lado más profundo. Qué más quisiera que pasar la vida entera como un estudiante en un día de primavera. Qué más quisiera que ser el comandante de tu balsa de madera. Sí, soy la guarnición que te guarece de tu lado más malvado. A tu lado estoy, siempre consciente de que mañana siempre será un nuevo punto de partida. Son las consecuencias de vagar por tu lado profundo por unos instantes, siempre breves. Y sí, me siento el almirante de tu balsa de madera.
Estoy solo, buscando a alguien que me está esperando (o estoy esperando a alguien que me busca). A alguien para recordar de memoria hasta los últimos quicios, hasta los últimos instantes. Alguien a quien tener presente cuando estoy muy lejos, en tiempo, en espacio o en vida. Mientras camino alrededor del mundo, quiero volver a alguna casa para encontrarme con una vampiresa que me mire como una persona o como un posible postre.
(Porque la vida es naufragio por mucho que seamos patrones de una barca, versión prosificada y parcialmente modificada de Andrés Calamaro – La Parte De Adelante. La fotografía es de Alberto Urbina.)
Para mi tampoco es un naufragio… Y, sí, esta foto de Alberto es ¡alucinantemente buena! Besotes, M.
Toma ya, con Alberto. Artistazo el chaval. ¡Menuda foto guapa!. Felicitalo de mi parte, me parece preciosa.
De lo otro ni opino, para mí la vida no es un naufragio, y el texto me "supera", demasiado enredado.