ÉL. El otra día vi algo en el cielo.
ELLA. Perdóname, pero no me lo puedo creer. Hacía muchos años que no comenzabas una conversación.
ÉL. ¿Y qué? ¿Me lo vas a echar en cara? Bueno, que el otro día vi algo en el cielo.
ELLA. No, no te enfades. La verdad es que estoy muy contenta: ¿te acuerdas que fue una de las tareas que te apuntó el terapeuta? El mundo parte de una perspectiva y alguna vez tiene que ser la tuya, para que no todo sea cierre y conclusión.
ÉL. Si me llego a dar cuenta, no empiezo. Pues eso, estaba el viernes con los ojos abiertos como platos a las cinco de la mañana y…
ELLA. Bueno, tampoco tienes que pegarte esos madrugones. Mira que te lo he dicho cien veces, que cuando te despiertes no salgas de la cama como un relámpago, que te quedes un ratito con los ojos cerrados y respirando con calma. Seguro que te vuelves a quedar dormido.
ÉL. Sí, pero sabes que es superior a mis fuerzas. Digo que no puedo y no puedo. Me desvelo. A lo que iba, que estaba con la cortina a medias, viendo la calle desierta cuando vi…
ELLA. Pues tuviste suerte de ver algo, que en esta calle la iluminación da pena. Y mira que la farola que rompieron esos salvajes hace más de un mes sigue sin arreglarse. Todo es pagar impuestos y obligaciones, pero parece que los ciudadanos no tenemos ningún derecho.
ÉL. Ya te lo contaré otro día con más tiempo.
(Imagen de L’imageGiraphe.)
Jajajajajaja… talmente sacado de la realidad. Y encima no sabemos que es lo que vió. Podría ser un Ovni.
A veces grandes informaciones, sentimientos hondísimos, se pierden asi, a lo tonto, por interrumpir. A veces por querer demostrar con nuestras anotaciones la margen que prestamos atención al que habla o que nos preocupamos por él. ¿Donde irán todas esas cosas no dichas? (Al almacén de la frustación y soledad personal, me imagino).
Buenas noches, profesor Urbina:
¡Será posible!. Ahora que él se lanzaba a hablar, y va ella y le corta.
¿Y qué vería a las cinco de la mañana en el cielo que le llamó tan poderosamente la atención?.
A ver si la próxima vez que esté inspirado y con ganas de expresarse, ella guarda silencio y nos enteramos. Debía ser algo bonito y sorprendente.
Saludos.