Para los que piensen que este es un blog disperso, intentaremos desmentir esta afirmación (por otro lado, completamente cierta) con un sesudo análisis de la actualidad de actualidad. Por un momento, nos convertiremos en uno de esos sabiondos (o sabihondos) que se ponen delante de un micrófono hablando como si todo lo sucedido en el mundo cupiera en su cabecita (cabezota). Hay unas cuantas noticias que me han llamado la atención en el profundo análisis que llevo a cabo cada vez que me levanto de la cama (aunque la realidad es que me limito, como todo el mundo, a echar un vistazo rápido a algunos titulares, a meterme en la lectura en diagonal de algunas noticias y a cercenar esa lectura, como mucho, al tercer párrafo).
No sé por dónde empezar, así que empezaré por la más tonta: una empresa ha mandado a tomar viento a alguno de sus empleados (varones) por hacer un ranking de sus nuevas compañeras de trabajo. Si la cosa hubiera sido al revés, la cosa no pasaría de «Vaya, qué cachondas y enrolladas son estas en el trabajo». Pero como está el asunto este del género, tal y como lo llaman los especialistas de la cosa sin hacer caso a los especialistas de la palabra, pues van y les echan. Todavía recuerdo el anuncio de Coca Cola Light en el que a unas oficinistas se les quedaban los pantis acartonados al ver que al obrerete de enfrente le tocaba la hora del refresco. El spot causó una auténtica conmoción y fue saludado como la anulación del machismo y objetualización del cuerpo femenino cuando, en el fondo, lo que se hacía no era anularlo, sino sustituirlo por su contrario. Probablemente estos muchachotes se hayan pasado al hacer a sus nuevas compañeras un análisis demasiado explícito con acompañamiento gráfico y on line que condujo a una campaña viral que les ha rebotado y, al final, les ha explotado en su cara. En el fondo, ese «repaso de la actualidad» lo hacemos hombres y mujeres a la hora del café, porque la actualidad es la novedad y la novedad viene del nuevo (o de la nueva). Y, como no se conoce su profundidad, este análisis se parcializa en los granos de la cara, la nariz, el muslamen y sus orígenes ancestrales.
La segunda noticia va de hazañas espaciales. Como mi primer recuerdo (al menos, eso creo) fue el de un tipo pisando la luna con la voz de Jesús Hermida al fondo, siempre me ha gustado esa gran odisea de llegar al lugar donde antes reposaban los sueños y los despistes, donde cualquier ser humano en sus cabales hubiera negado que podríamos llegar hace unos siglos (y al lugar al que algunos negacionistas iluminados niegan que hayamos llegado. Eso es que no se han leído este libro…). Y la noticia de hoy rezuma magia y, por lo tanto, infantilismo rodeado de encanto: unos entusiastas del espacio han mandado un avión de papel «pil0tado» con un Playmobil hasta el límite de la atmósfera (veintisiete mil metros, oigan) con la ayuda logística de un globo de helio. Sin operación controlada desde Houston con un tipo con chaleco, sin una pieza que salta en pedazos y jode la marrana, sin ordenadores antiquísimos para avatares modernísimos. Bello.
La tercera, lo que ya sabíamos, pero puesto en serio y por escrito de forma contrastada: la alfabetización deja huella en el cerebro y lo «formatea» de forma distinta al de un analfabeto. Mucho se ha hablado de la cultura oral y de los tránsitos de la oralidad a la escritura (y paso de poner enlaces: McLuhan, Havelock…) para defenderlas o atacarlas (Platón echaba pestes de la escritura, oigan –o lean–). Pero, como el cerebro es plástico, las cosas que (nos) pasan por la cabeza no (nos) pasan en balde.
Y la última, que llega en este lugar cuando, de haber sido la primera, me hubiese hecho un hombre más feliz: los especialistas dicen que las mentes que tienden a la divagación son más infelices que la de aquellas que funcionan con el «sota, caballo y rey«. Así que lo que yo creía que era una chorrada, eso del «los filósofos están todos locos», eso del «profesor chiflado», eso del «científico absorto», sí todo, eso, no hace sino plasmar (y «plastificar», je) lo que este blog, a lo que me dedico, a todo lo que pasa por mi cabeza. Y sí, lo voy a tener que comentar con el psiquiatra. Je. Je, je.
(Imagen de Zachary Veach.)
O.O
"…a unas oficinistas se les quedaban los pantis acartonados…"
Si algún día se dedica al trapicheo de frases estupendas, hágamelo saber.
Me alucinalo del click y por supuesto que el "Sota – Caballo- Rey" ayuda a lograr una felicidad, pero una felicidad muy de prtozoo.
¡Ay! ese anuncio de Coca-Cola Light… Besotes, M.