Pues sí, se te atraganta la vida, se te hace la cabeza un lío. Piensas que se te acaban todas las ideas y que, esta vez sí, te encuentras en mi mitad de la tierra baldía. Tienes cada día, como mucho, una triste idea y se te escapa entre las teclas; tienes miedo de escribir historias llenas de vaivenes; mantienes la idea de que la creatividad es mucho más que seiscientas ochenta y tantas entradas de las que, mirando el retrovisor, ya no te acuerdas, porque tienes la mirada fija en la entrada que no es y en la que no será. No es fácil convertir las melodías del alma en frases con sujeto y predicado. Escribir es una tarea difícil porque es un proyecto de futuro basado en las letras del pasado, que ahora no se acompasan con música, en las que los acordes son más discordantes que la realidad. Ves alrededor los cadáveres de otros blogs insignes y te asalta la imagen de cuatro soldados malnacidos que se mantienen en pie a duras penas, sabiendo que la caída está cerca. En ocasiones, sientes reflotar un concepto, que se acaba sumergiendo de nuevo para depositarse en las gotas más secas del tintero.
Pues sí, se te atraganta la vida y las palabras sólo regurgitan a borbotones, similares a los estertores de lo que está vivo sólo durante unos instantes. Pese a todo, piensas que aún hay mucho caos agazapado en tu cabeza como para resignarte; pese a todo, piensas que todavía quedan historias por contar. Pero no sabes cuándo, ni cómo, ni por qué. Porque la vida es un baúl lleno de interrogantes resguardado por la llave de la creatividad. Y tú, de momento, esa llave la has perdido.
La vida y sus consecuencias son difíciles de expresar una vez has llegado a determinado punto de tu biografía. Ante esto, lo único que queda es esperar a que venga una ráfaga de pensamientos lo suficientemente poderosos como para crear un mundo que es más nuestro que de cualquiera (y que está bastante lejos de parecerse a éste) .
La creatividad no es algo que se busca, sino que te encuentra. Si la fuerzas, la jodes. Si la esperas, corres el riesgo de que te deje plantado. Siempre te quedará eso de arrugar la hoja en blanco. No es la solución, pero de ahí a la ventana a la que nos asomamos a veces para comprobar lo que fuimos y lo que vaya a saber si somos, hay un paso.
El caso es estar. Pelear, haya batalla o no, queden cuatro a cuatrocientos soldados, se gane o se pierda. El caso es darle "marcha" al cuerpo y si pide escribir, pues eso y si no pues lo otro.
Pues sí, la vida se derrama a borbotones y nuestra escritura -al menos la mía- busca apresar un destello, una brizna de ese fluir incesante y enigmático. ¿Para qué? No sé, pero algo me impele a ello. Lo necesito como respirar, y cada día que pasa hay historias que surgen, aunque mi blog en buena parte tiene un componente profesional. Nos planteamos interrogantes y reflexiones semejantes. Por la escritura (con pluma o no).