En contra de aquellos que lo denuestan, el spam de mis correos es para mí fuente de solaz, de vivífica deleitación. Cuanto más burdo es el contenido, cuanto más inimaginable es la traducción, más se acerca el spam a una experiencia totalmente dadaísta. No es necesario ya seguir las sugerencias de Tzara para construir una experiencia dadá: ahora basta con entrar en la bandeja de correo correspondiente para que empiece la magia. Aunque ahora la mía está un poco vacía, tengo alguna perla a la altura de la más vanguardista avant-garde. Comienza con un saludo «querido en Cristo». La cosa continúa cuando se afirma en el asunto del mensaje «Sin fines de Joyas, bolsos de mano cuando», para rematar con un bellísimo «¡comprar finalmente en paz!», que me congracia con el inicio del mensaje anterior y al que sigue un «Hemos escuchado informes de los clientes de que sus experiencias la bandeja del sistema de menores». Sublime.
Los ejemplos pueden multiplicarse y multiplicarse, pero nos quedaremos sólo con unos pocos más. Angelica Craig me deleita con un «Muy costoso muy barato para la compra», un ejemplo de paradoja y oxímoron. Pero el cuerpo del mensaje tampoco tiene desperdicio: «Como barato, como Nunca antes, Estas cosas caro», para rematar con «En la lluvia, ¿qué un reloj en tu muñeca? Usted puede olvidar su miedo, como nuestros relojes de agua». Entramos aquí en palabras mayores, ya que el jugueteo dadaísta sobrepasa la travesura para adentrarse en toda una aventura que está por encima de la realidad y que, por lo tanto, es surrealista.
Hubert McCollum, por su parte, me muestra el lado chusco de la vida con un «Yo te mostraré mi aguijón», que no sé si tiene que ver algo con mi querida Hannah Dickson (apellido juguetón y emblemático), que, más tradicional en la forma pero renovadora en el fondo, me aconseja: «Un poco menor de hombre debería tener mayor tamaño». Si no, que le pregunten a Dustin Hoffman.
Y Francis Clay me reconcilia con el mundo cuando me dice: «Cualquier mujer se alegra con usted y usted sabe el secreto: uno se siente profundamente que en su gato». El acabose. ¡Viva la vanguardia en la retaguardia del spam!
(Imagen de Álvaro Herrera.)
Nunca había considerado el lado divertido del correo basura.
Mi querido Raúl, me he pegado un atracón de tus posts: este del spam (surrealista total) el de la redacción del fragmento de Delibes, Teresa y sus betunes, Monica y sus nervios e inseguridad. Como soy muy fan tuya sabes que los encuentro TODOS geniales ¡ah! y el único, ÚNICO, que puede darse el lujo de escribir sin puntuaciones eres TÚ, querido. Porque se te entiende. Muchos besotes, M.