Son las diez y media de la mañana. Teresa está sentada en un banco público, con la mirada entreverada entre el infinito y el deambular de los viandantes por la acera. Teresa ha salido pronto de casa y ha llevado algo de calzado para que lo arregle el zapatero. Pese a vivir desde hace muchos años fuera de su ciudad natal, Teresa es fiel a muchas de las rutinas de su infancia y su juventud. Del mismo modo que sabe que la carne, el pan y la fruta nunca sabrán como en aquellos alegres días de infancia, también es perfectamente consciente de que no existe en el mundo un zapatero mejor que aquel que te arregló los desaguisados de las patadas que empezaste a dar a la vida y a aquellos zapatos a los que hubo que cambiar dos veces de suela. Su madre insistía en que debía de tirarlos, que estaban viejos. Pero Teresa les adornaba de betún para tapar sus costras y los frotaba con la bayeta como si le fuera en ello la vida. Esa restauración la consagraba con la vida, porque las personas empezamos nuestra felicidad por el bienestar de nuestras extremidades y la culminamos con la consciencia de que existen algunos sueños imposibles. Hoy, el zapatero le ha dado a Teresa uno de los mejores regalos que se puede recibir en este loco mundo. Le ha dicho que se fuese a hacer unos recados y que a los veinte minutos volviese a recoger los zapatos. Teresa ha salido del zapatero con la nariz arrugada por el olor fuerte de la cola mezclada con el cuero y con la sensación de que su tiempo, ese tiempo traicionero que nos empecinamos en malgastar en las rutinas, se ha detenido hoy durante veinte minutos. Los mismos veinte minutos en los que Teresa, pensando en sus cosas y ofreciendo al mundo su sonrisa, ha permanecido apaciblemente sentada en un banco, congraciada con el sol y con el aire.
(Imagen de _Teb.)
¡Que bonito regalo! Y las veces que me lo han dado a mi, y no he sabido apreciarlo…
Existe un zapatero en Burgos que te hace firmar un albarán de entrega de zapatos que lleva el marchamo de la JCYL. Si al final mucho decir de los funcionarios y todo lleva un procedimiento administrativo y un registro de entrada.
¿Dónde está el banco de la esperanza?