Y sí, hoy tendrías que haber escrito una entrada bonita, una de esas con ternura mezclada con alguna palabra rara. Y sí, sabes que hoy has acabado una de esas series tuyas, todas favoritas, todas obras maestras, todas dejándote un poso de esperanza en que la belleza de las creaciones humanas sean la redención de su inmundicia cotidiana. Y aí, hoy era uno de esos días que hubieses quedado bien con un par de citas selectas, entresacadas no para dar lo mejor de ti mismo, sino para ser el espejo de lo mejor de los demás; que no es lo mismo, que es más mediocre; y, lo peor, que no te explica desde dentro y desde fuera. Y sí, hoy deberías contar a los demás que has visto nuestro planeta en pantalla como nunca lo verías, en el final que es el principio, en eso que es muy difícil de explicar y por eso no lo intentas. Y sí, sabes que podrías haberte dejado vencer por la inercia y poner esa entrada que te mandó la musa de tu blog, pero también eres muy consciente de que son palabras muy especiales que no puedes vaciar aquí y ahora porque sería rebajar su calidad y su sentido. Y sí, sigues dale que te dale rompiendo la delicadeza con música electrónica, cada vez más estridente, cada vez más agitada, con ritmos que no son los de tu corazón, pero lo aceleran hasta ponerlo a su borde taquicárdico. Y sí, has cumplido con tu obligación, que es gustosa y no impostada. Y sí, prometes escribir sobre todas las cosas que no has puesto hoy porque ser así es mucho más fácil que ser mejor.
(Escrita a este ritmo. Con imagen de Debs Koritsas.)
Ay, querido Raúl, perdona mi ausencia pero es que creo que sabrás que me mudo a Cataluña la semana que viene. Estoy muy liada y te prometo que una vez que esté instalada volveré a leerte con más calma. Me he perdido varios posts. Besotes, M.