«No dejes que otros se den por aludidos, no escribas para todos ni para nadie, Garbanzo Negro: limítate a escribir para ti y para el pulso acelerado de tus venas. Olvídate del respetable, que no lo es tanto, y céntrate en eso que se te da también que tú, a base de impertinencias, llamas ego, probablemente sin saber muy bien a qué te refieres. Antes lo decía para picarte, pero ahora veo que dejas de escribir por miedo a hacerlo. Nunca te había visto tan timorato, tan vacilante. No permitas que otros te roben las palabras ni que las pongan en sus bocas: es como coger una dentadura postiza ajena y encajarla en tus encías a base de martillazos. Tu estilo es tuyo porque eres tú; eso lo levanta en todo lo que eres y lo desciende a lo más zafio, pero es tuyo, impersonal, intransferible. No aceptes todos los envites ni tires todas las toallas: siempre tiene que quedar margen para un órdago con el que ganar o perder la partida; siempre tiene que quedarte un trozo de felpa para quitarte la sangre, el sudor y las lágrimas. Nunca he creído que leer tu blog fuese la aproximación a la transparencia, porque ni siquiera en la literatura no existe cristasol a tiempo completo; tampoco es todo opacidad, porque las láminas de lo opaco suelen construirse con aglomerado barato que, rasca que te rasca, te deja llegar hasta el otro lado. Tu blog es tuyo, Garbanzo Negro. De nadie más y de nadie menos. Sigue escribiendo al ritmo frenético de esas venas palpitantes. (Hoy, como ves, me he permitido el lujo de portarme bien y de no meterme contigo. Tuya efectísima (sic): Chipirón Negro.)
Hoy tengo muy pocas palabras mías que decir que no sean las de mi apreciada Chipirón, quizá el único asidero que en estas semanas me ha mantenido en el reino (e infierno) de la escritura con lo que dice (ha vuelto hace tiempo a la costumbre del comentario privado diario) y con lo que calla.
Chipirón, como siempre, no deja de sorprender y hace que sigamos enganchados a esta historia que se ha creado entre vosotros. Espero ansiosa la siguiente entrada.
Un saludín.
Buenas noches, Raúl Urbina:
– Lo que está bien claro es que Chipirón Negro te aprecia. Creo que es la primera vez que leo que tú también a ella.
– Buena imagen la captada por tu hijo en su fotografía, con ese cielo, el reflejo de la puesta de sol, los árboles de la derecha convertidos en titanes amenazantes…
Saludos.
¡Que bien escribe Chipirón!
¡Qué contenta estoy de que haya aparecido chipirón negro! Sé que te hace feliz. Hacía tiempo que no aparecía pero lo que ha dicho en este post es muy cierto. Besotes, M.