No es un género cinematográfico español, pero me gustan las road movies. La carretera como una metáfora de la vida. Un coche que es, muchas veces, un emblema. Miles de kilómetros en el camino. Carreteras secundarias. En ocasiones, una huida. En ocasiones, una aventura. En ocasiones, una búsqueda. La parada en el bar y en la gasolinera. La mirada fija en el horizonte, que nunca se acerca. El codo fuera de la ventanilla y el aire hinchando las mangas de la camisa. El pelo vapuleado por la corriente generada. Una mirada cómplice al asiento del copiloto. El acompañante con las piernas apoyadas en la guantera. El viaje como expiación y como expiración. El trayecto que inspira. Una radio que oscila buscando frecuencias y, al final, siempre una canción country, que puede que nos cuente la historia de un vaquero que regresa.
Por eso me gustan las road movies. Porque se va. Y, con el perfil invertido de los héroes cansados clásicos, no se regresa si no es para volver al camino. Again.
On the road, toujours, on the road… Lástima que en el video casi no se le oye a Willie Nelson… y yo, si fuera él, llevaría mangas largas… Besotes, M.
Hasta el Quijote lo era.