De las cosas que se entera uno. Hasta el día de hoy, nunca me había parado a pensar en que las gallinas podían explicar el mundo. Hasta ahora, la única comparación frecuente de las gallinas con los humanos era una afirmación comparativa de superioridad aplicada a las mujeres en un determinado campo y un tanto injusta. Pero esta mañana una entrada de La lógica del titiritero ha abierto una senda desconocida para mí. Resulta que un científico sueco, Thorleif Schjelderup-Ebbe, se dedicó a estudiar el orden de picoteo de las gallinas allá por los años veinte del pasado siglo. La mezcla de gallinas procedentes de corrales distintos las convierte en seres agresivos. Esta agresividad no se reduce hasta que, cada una, conoce su jerarquía dentro del grupo. Siguiendo esta jerarquía, el orden de picoteo de la comida empieza con la principal hasta acabar con el último mono (perdón, gallina).
La posibilidad comparativa con los mamíferos es obvia, con los machos alfa campando por sus fueros. Lejos de ser una situación injusta, la zoología nos enseña que es beneficiosa, dado que evita actos de agresión entre los miembros de la especie. El ser humano, que ha tenido a la vista la secuencia de picoteo en las aves y el establecimiento de jerarquía entre las manadas de mamíferos, ha pensado que la cosa no iba con él más allá del macarra con ínfulas, el borracho agresivo,el tío importante, el compañero trepa o el jefe cabrón. Sin embargo, todos ellos se equivocan. Sólo llegaremos a contemplar la complejidad de nuestra especie el día que espolvoreen granos de maíz por el suelo. Sólo entonces sabremos lo complejos que somos los seres humanos.
(Imagen de *CA*)
Parece que una observación tan -aparentemente- estúpida, pues esto de pasarse el día contando picoteos desde fuera se ve un poco ridículo, hace pensar que hasta el ser más simple tiene su corazoncito.
A los científicos les hace falta un filósofo que son muy objetivos.
Introduzco mi comentario en esta entrada porque es de las que más me han gustado entre tantas que son fascinantes y que había aparcado para mi pesar, leyéndolas a ratillos, a deshoras, casi a hurtadillas, pero disfrutando cada línea. Muy pulida tu prosa, Raúl, en estas últimas semanas, encuentro que la vena va ancha y que le pones sangre. Creo que muchos de estos textos estarían justamente sedimentados en papel impreso, la experiencia de Bipolar me ha parecido muy positiva y en la Burgosfera habéis unos cuantos juntaletras de muchísima altura. Un abrazo, y que el año sea para enmarcar.