La vida se desliza por los tubos de la obediencia, por la caía leve hacia el ordeno y el mando. Abismo infinito. Las puertas permanecen cerradas al campo, al aire pleno en los pulmones, al futuro orientado hacia la ilusión. Sigilosamente, se nos cuelan los años por el quicio de las obligaciones y al porvenir le quedan cada vez menos hojas en nuestro escueto calendario. Mientras tanto, una rampa inmaculada y blanca nos aguarda.
Buenas noches, Raúl Urbina:
Estuve el fin de semana en Burgos. ¡Qué frío, y el suelo como una pista de hielo!.
La rampa de la fotografía es para contemplarla. Ya llegará la primavera, y habrá que aprovechar cada segundo al aire libre, y lanzarse por el tobogán. En cada cual, está la opción a deslizarse de una manera o de otra. Y de disfrutarlo o renunciar.
Saludos.