Hoy en mi ciudad se cortaba el frío en rodajas. Hace poco cayó nieve en cantidades bellas hasta que se convirtió en hirsutos torreznos de hielo, abocados a la fealdad de torso renegrido. La quietud de los amaneceres o las noches serenas siempre me han recordado a la muerte. Caminas solo hacia un punto indefinido en un silencio premonitorio de lo que serán las últimas palabras. La constancia del destino nos hace detenernos a cada paso, contemplando a nuestro alrededor un entorno dotado de hermosura. Alguien habla, a lo lejos. Dadme una sílaba de apoyo y transformaré el mundo.
Acojonante. Conciso y hermoso.