Una presa en el saco de la ignominia, una huida hacia delante. La seriedad como arma y como escudo. El gesto adusto, la mirada angulosa y angulada. Un mohín de reprobación en el semblante. Aquí nadie se ríe, que la vida es muy seria y no está el horno para bollos. Y lo digo yo, que soy el que manda. Las cosas no son lo que parecen, todo es grave siendo ingrávido; todo es volátil, pero pesa, como las consecuencias de nuestros actos. Por eso, él se decidió a no tolerar la risa, ni la broma, ni el labio curvado fácil. Padecía gelotofobia y no lo sabía. Por si acaso.
(Entrada dedicada a todos los intolerantes y poco sonrientes con los que nos toca vivir. Imagen de ViaMoi.)
Judit.- No prefiero una sonrisa fingida. Pero me da mucho miedo la gente que no soporta la risa de los demás. Es un síntoma de miedo a los demás o a uno mismo.
Finjida con jota de Gilipollas
¿Prefieres una sonrisa finjida antes que un semblante que refleja perfectamente el estado de tus entrañas?.
Créeme,hago grandes esfuerzos por comprenderlo pero…no puedo,no sé si algún día llegaré a ello,creo que sola no.(Esto último no tiene nada que ver con la entrada).
El mundo esta lleno de gente "falta de fibra" ,menos mal que inventaron el "All Bran".