No conozco creación artística más poética que un buen escupitajo. Como cualquier género creativo, el escupitajo tiene sus variantes de género: pollo, gargajo, lapo, gorgojo, flema… En su variedad más light, el salivazo es inocente, mera expulsión de saliva acumulada, a punto de ser desflorada por los labios e impulsada por los dientes, sus catapultas. Los que tienen las palas ligeramente separadas, son capaces de auténticas virguerías.. En su versión más cruda, procede casi de la esencia de nuestro pecho y nuestras narices. Es una saliva embrutecida con el moco, sabiamente resucitado, fruto de una concienzuda recuperación. Es una auténtica limpieza de vías respiratorias, aderezando la salida con su espesura y su color sincero. En su caso, ese escupitajo es una verdadera declaración de principios. No conozco otra escritura auténtica, en mi caso, que aquella que se mezcla con todos los humores, en un caldo primitivo sabroso pero desagradable, reposado al calor del fuego lento, vigoroso por la maceración de la impaciencia retenida. El escupitajo: el arte.
(En este caso, sólo se admiten comentarios profundos, como los mocos salidos en genial apertura.)
puuaaaaaj!!!
Asquerosa la entrada de hoy, buaj. No pude pasar de la segunda linea, si querías remover las tripas lo has logrado, asi que igual hasta esta bien escrito, vete tú a saber…
¡¡¡QUÉ ASCO!!! pero muy buena descripción… Besotes, M.