La imagen es un plano general. Por la luz, parece tomada en los momentos previos al declive del día. En el parque, o paseo, o conjunto ajardinado más o menos salvajemente se pueden apreciar perfectamente las leyes de fuga, con un punto final desdibujado por la distancia. En el tercio superior y entre esas líneas, un hombre. Tiene unos pantalones demasiado anchos, un jersey con las mangas demasiado largas. Todo apunta a la pista de la ropa obtenida en un contenedor, en un centro de caridad. El hombre, al que sólo vemos de espaldas, tiene la espalda ligeramente encorvada. En su mano derecha, arrastra una maleta de cuadros ayudado por una correa. La maleta parece trastabillearse hacia la derecha, casi a punto de zozobrar, pese a que el hombre intenta dominarla con pulso firme. Por lo que nos deja ver la fotografía, el hombre avanza a tientas, en algún punto entre la nada y el infinito.
Me entristece mirar esta foto. Pasame otra.
El otro día fui a la biblioteca (asesorada por tí) en busca de ALGUIEN CON QUIEN HABLAR y desde luego que lo encontré.Todo lo que no pensaba que pensaba escrito en un libro.GENIAL¡¡
¡Qué hacha eres, querido Raúl! He visto la fotografía PERFECTAMENTE. Ni siquiera he necesitado lentes… Besotes, M.