No sé qué tiene el otoño que no hace más que derribar cosas y seres.
Se nos ha caído José Luis López Vázquez, tan grande en su prototipo de medianía que, si fuera estadounidense, tendría una estrella en no sé qué paseo. Atraco a las tres es una de las películas sublimes. Lo afirmaba hace muchos años, cuando la tildaban como españolada y lo digo ahora, que es mucho más fácil.
Se nos ha caído Francisco Ayala, uno de los pocos que quedaban. Se ha hablado mucho de él como el magnífico escritor que es, pero yo también quiero reivindicar su inteligencia aguda como crítico. Le tengo a Ayala un cariño especial: el primer congreso en el que participé hablando por esta boquita fue en su ciudad natal, Granada, y se titulaba «Francisco Ayala, teórico y crítico literario». En el cúmulo de anécdotas de la primera vez, cuento dos. La primera, anécdota anecdótica, que dos profesores tan eminentes como Carmen Bobes Naves y Darío Villanueva se quedaron sin comer para escuchar a un puñetero principiante, como era yo (y sigo siendo, a mucha honra). La segunda, anécdota existencial, fue el compañero que se sentaba a mi lado a lo largo de toda una mañana. Llevaba una chaqueta desastrada y, al cruzar las piernas, el talón del calcetín estaba tan descuadrado como para sonreír hacia arriba. Yo iba todo engalanado, con traje nuevo para la ocasión (y todas las que me duró), menospreciando al que tenía al lado por observarle por fuera. Cuando llamaron a un tal Luis García Montero para intervenir, el presunto desarrapado se levantó y, a partir de entonces, me juré para mí mismo que debería mirar desde una óptica diferente.
Se nos ha caído Claude Lévi-Strauss, antropólogo estructuralista. Lo mejor de lo mejorcito. Aprendí y degusté de su sabiduría y la apliqué con ganas. Muchas páginas de mi tesis doctoral están teñidas de su dulce saber, siempre bien explicados.
No sé qué tiene el otoño, que, por caer, se nos cae hasta de las manos, entre temperaturas engañosas que lo parapetan entre cielos demasiado azules. No sé qué tiene el otoño, que hace caer cosas y personas por todas partes. El Tiempo –su tiempo– es turbulento. Pero inunda de maravillosos colores con su luz angulosa.
puf… ya me informé. Este hombre basaba sus estudios en Saussure… buf
Tres grandes. No tengo palabras porque sigo aturdido.
¡Odio noviembre! Aunque me gusta el otoño con sus hojas multicolores alfombrando la hierba. Descansen en paz esos tres genios. Besotes otoñales, M.
Buenas noches, Raúl Urbina:
Tres personas brillantes que se ha llevado el otoño.
Pero de sus largas vidas, nos han quedado las huellas dejadas por sus trabajos incansables.
Saludos.
P.D.: Significativas las anécdotas.
Que te conste que se quedaron sin comer porque no tenían pa' pagar y les daba apuro publicar su estado ruinoso. 😛
Has dicho de él: "lo mejor de lo mejorcito" Claude Lévi-Strauss y entonces uno saliva y quiere conocer a ese "antropólogo estructuralista". Y como hoy no hay enlaces, fisgaremos qué cosa es ésa que lo adjetiva así.
… y hoja a hoja nuestras pisadas se hacen más suaves.
Qué otoños tan tristes que se nos van los mejores, pero al menos nos regalan mucho color.
Más que estaciones hay rachas.