Escribir por el placer de hacerlo. Sin obligación y sin impulso. Por el deseo renacido entre las hojas de colores, por la transcendencia de la hoja que no es caduca, que no se desliza entre suspiros hacia ninguna parte. Enfilar las palabras con bocanadas de aire sin dejar que el cerebro las medite demasiado, utilizando esa dimensión plástica y maravillosa que nos reconcilia con el yo meditabundo. Escribir ladrando porque sí, no por ninguna razón ajena al mundo del lenguaje, que es el de los sentimientos, que es el de los acordes de lo vivido y el sin vivir. El mundo está lleno de mierda, nosotros mismos enfangados hasta las rodillas y sin katiuskas. Enfrentados en algún lugar entre el cielo y el infierno. Con ritmos desenfrenados que nos llevan a todos los sitios entre chorros de vapor y el principio de Arquímides en el aire. Demasiados protegidos en nuestros bólidos, abrigados por cuatro colchones de aire que nos frenan el movimiento uniformemente acelerado. De repente, igual que antes, igual que nunca, toda la vida abandonados entre olvidos y recuerdos mutilados. Ignotos cobayas de un melocotón, fruta de verano, que se pudre entre los escombros de las aceras. Cada vez es más numeroso, por frecuente, el deseo de vivir. Hubo un día en el que no nombramos nuestros deseos, demasiado prohibidos en este mundo de locos. Escribir bebiendo la vida a chorros, atragantados por la presión del agua y de los impulsos. Hoy tocaba escribir dejando fluir las palabras. Sin sentido. A solas. Sin testigo.
Te (nos) deseo muchos placeres como éste.
Y, además, jugamos con los reflejos en los escaparates. Dentro de poco nos hermanaremos en la disolución…
Lo de las katiuskas es cierto. Pero así es mejor, tocando el terreno con los pies descalzos.
pues esto que te sale como un moco, así de fácil, se desliza fácilmente por los oídos, como un bastoncillo.
🙂
Escribas lo que escribas siempre bordas tus posts ¡qué envidia! Besotes, M.
Buenas noches, Raúl Urbina:
Tu entrada de hoy: hacer las cosas por el placer de hacerlas. ¿No es en sí mismo, un poco, como casi lograr la felicidad?.
Me gusta relacionar todo con la música, si es posible. Como sé que te encantan los versos de Ángel González, te los traigo en su poema "Calambur"
…Todo lo que contemplo vibra y arde,
y mi deseo se cumple en mi deseo:
dore mi sol así las olas y la …
…do re mi sol la si la sol la si la…
Saludos. Gelu
P.D.: Completo, y con la voz y la música de Amancio Prada son más maravillosos aún.
se me escapo una erre en el enrollarse 😉
Ya no voy a repetirme más.
Te gusta escribir tal y como lo muestras en ésta entrada y lo haces bien ,lo cual ha sido todo un hallazgo para mi desde hace unos días.
No puedo resistirme a hablar de tu entrada 300:Imago,terapia de pareja conmigo mismo.Según tú es simplemente un ejercicio de estilo con una porción de realidad.Yo, sinceramente pienso que quizás sea una porción de un ejercicio de estilo con,simplemente,realidad.
Y te preguntarás:¿y qué sabrás tú si no me conoces?.
Creo que habiéndome pateado tu blog como lo he hecho(y lo que me queda),es difícil evitar la sensación de conocerte de toda la vida.
(Creo que me he enrrollado demasiado pero en fin…)