Son cinco varones, sacados de perfil. Si cada uno de ellos tuviese las manos apoyadas en los hombros de su predecesor, parecería una conga. Es una foto con guiños cinematográficos, pero no tenemos el contexto para adivinar las seguras referencias. Decimos lo de los guiños cinematográficos porque tres de los figurantes, el primero, el tercero y el quinto, llevan, a modo de cartera, unos carteles de cine enmarcados. El primero (la fila empieza desde nuestra derecha) porta Al final de la escapada. Lleva el affiche en su original francés, À bout de souflle, del que sólo se ve nítadamente al joven con la pistola en la mano y algunas letras del título. Su compañero señala el cartel. Se da un aire a Enrique Pérez Vergara, el Fliply de El hormiguero, con sus gafas gruesas de pasta y su cara, con aire gamberro y tontorrón. El tercero es el más bajito de todos. Tiene la cara regordeta, aunque no se puede decir que sea obeso. Una cerrada sombra, que anuncia lo que podría ser una barba cerrada al cabo de unos pocos días, compensa el pelo que no ronda su cabeza. Lleva en su mano izquierda, al fondo de la fotografía, una pistola de juguete y le ha tocado una reproducción de La costilla de Adán. Se distinguen muy claramente los rostros dándose la espalda de Tracy y Hepburn, aunque al primero le cubra algo el rostro la mano del colega de la mitad de la fila. El cuarto es el más ortopédico de todos. Mantiene un difícil equilibrio en unos pies que marcan, por lo menos, las dos y diez. Intenta ser elegante, con una camisa muy arregladita y un pelo demasiado trabajado. La sonrisa es más de cara a la galería que la de alguien que se lo está pasando bien, como pensando a ver cuándo coño se acaba esto. El último lleva el marco con la foto del cartel en posición vertical: Con la muerte en los talones, que pinta a un Cary Grant perseguido por la avioneta, pero sin mezclar la preocupación con esa dignidad y elegancia que le caracteriza. Este personaje, el último de la fila, hace un gesto, mirando hacia atrás, como si la fila, interrumpida en la instantánea, tuviese algún atisbo de continuidad.
Los personajes de la fotografía rondan los cuarenta años, aunque la vida los ha tratado a todos con una justicia repartida de manera desigual. En cualquier caso, todos tienen en su mirada el brillo de lo que fueron, sin duda, tiempos mejores, pero sus ademanes frente a la cámara también muestran el símbolo de una esperanza que nunca llega. Como hemos dicho antes, si conociésemos todas las claves sabríamos, quizá, algo del fondo de sus vidas.
La foto en si, tal y como la describes, no tiene nada que ver, pero no puedo dejar de imaginarme la portada de los Beatles cruzando el paso de cebra de Abbey Road.
Mira en este post me he perdido… Por lo tanto, no digo nada. Besotes, M.
Creo que tan sólo con su descripción podemos adivinar lo que se oculta detrás de su fachada. Por cierto, ¿para este post te has estado documentando en la Wikipedia, no? Lo digo por la referencia a Flipy.
Saludos desde Historia Infinita