Siempre me lamento de no ser «más malo», que no peor. Me queda el gusanillo dentro. Mi serie de «Los malos son los mejores» me resarce de mis carencias, me pone a tono con el mundo y me equipara a lo malo-malísimo que nos ampara más para fuera, pero también para nuestro interior, que acecha sin que nos demos cuenta. Ser malo nos protege de las inclemencias, de los temperamentos. Si son buenos, para que se jodan; si son malos, para ganar la carrera de la perversidad.
En mi todavía reducida cuenta de modelos dignos de elogio, me había olvidado yo de la femme fatale, esta mujer que le mira al protagonistas de las novelas y las películas de cine negro un poco de través, entre peligrosa, inocente y astuta, y de la que el sujeto se enamorará hasta las trancas. Mujeres que son malas pero que no lo parecen, o que lo parecen y lo son, pero siempre definidas por la belleza, por la elegancia y por ser muchísimo más astutas que los hombres, tan incautos ellos, que se dejan engañar, que quieren ser engañados o, simplemente, que las contemplan como las vacas al ver pasar el tren.
El otro día revisité Perdición, una película de las épocas añoradas en las que el Cine se escribía sin mayúsculas y le volví a dar un par de vueltas al asunto. Walter Neff (Fred MacMurray) se las da de listo para buscar el modelo de asesinato más rentable, mientras Phyllips (Barbara Stanwyck) ya le había dado las vueltas por anticipado para dárselas a Neff con queso. Pero querría hoy recordar a una mala-malísima que recupera la esencia de la femme fatale hasta las últimas consecuencias. Se trata, cómo no, de Jessica, la bellísima dibu de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? tiene una de las mejores frases de la historia del cine, para mi gusto: «Yo no soy mala, es que me han dibujado así» (tiene otra más sicalíptica, que recordamos al lado cerdete de los lectores del blog: «¿Tienes un conejo escondido en la gabardina o es que te alegras de verme?»).
Y el «es que me han dibujado así» me lleva a enlazar con las «otras cuestiones». La identidad de Chipirón Negro ha sido atribuida a diferentes personas. Se han establecido cotejos, análisis psicológicos, evidencias, marcas de nacimiento y –casi, casi– análisis genéticos. Ante ellos, creo que ya dije en una ocasión que yo poco podía decir que no hubiese dicho Flaubert. Cuando al escritor francés le preguntaron quién era madame Bovary, no dudó en contestar: «Madame Bovary soy yo». Y sí, Chipirón Negro soy yo en la medida en la que yo filtro sus mensajes, la pongo en una entrada y no en otra, omito muchas cosas que dice y otras las cambio de orden. Es mi obligación como autor y –casi siempre– narrador de este blog. Para los chipironnegroescépticos, vuelvo a repetir que tiene una existencia real y efectiva que está fuera de mí mismo. Lo que ya no sé es si tiene veinticuatro u ochenta y tres años, si es analista financiera, diseñadora gráfica o, simplemente, es un viajante de géneros textiles de Sabadell.
Si mi opinión vale de algo –y, en este caso, es tan válida como la de cualquiera–, creo que Chipirón es una mujer. Coincido con Yago en que tiene pinta de ser lista o, por lo menos, muy observadora de pequeños detalles. Y no sé nada más, ni nada menos.
Por lo tanto, yo me he encargado de «dibujar» a este personaje, que tiene su trasunto en el mundo real (o todo lo real que es el mundo cibernético). Y, por último, os preguntaréis por qué hablar de Chipirón al hablar de las femmes fatales, y yo sólo puedo decir que no lo sé, la dibujé así. Pero tiene pinta de tener un lado oscuro, que es el que saca a pasear en/con este blog. Pero seguro que, más allá del código binario, tiene un corazoncito que late al mismo ritmo que el del resto de los mortales… y una sonrisa pícara que piense: «Garbanzo negro, siempre estás equivocado».
(La ilustración pertenece a Tim O’Brien, vía Pasa la vida)
😀 😀
"Para los chipironnegroescépticos, vuelvo a repetir que tiene una existencia real y efectiva que está fuera de mí mismo. Lo que ya no sé es si tiene veinticuatro u ochenta y tres años, si es analista financiera, diseñadora gráfica o, simplemente, es un viajante de géneros textiles de Sabadell"
me decanto enérgicamente por un viajante de géneros textiles de Sabadell
Fran, tienes razón es MAE WEST no May West como lo escribí yo. Eso de "mala malosa" ¿te refieres a mi? Uuuyyy, no creo. No soy tan voluptuosa… para ser una verdadera "femme fatale" hay que tener curvas… además peligrosas… Besotes, M.
Todavía me seduce más con lo que cuentas. Indudablemente, Chipirón es una mujer de las de armas tomar, armas de mujer e incluso de las otras. La imagino con gran atractivo físico, pero con un preponderante cerebro capaz de subyugar por atontamiento a sus víctimas.
"Yo no soy mala, es que me han dibujado así"
Esa es una de mis frases favoritas, me alegro de que compartamos la opinión en este caso.
En cuanto a la segunda que citas "¿Tienes un conejo escondido en la gabardina o es que te alegras de verme?" me da la impresión de que es un homenaje a Mae West, como bien apunta nuestra amiga Merche, que ya puestos, podría hacer un papelón de mala malosa 😉
P.S. Después de una ausencia en mis visitas, un abrazote. He vuelto a disfrutar leyéndote.
La frase que mencionas del conejo "es que estás alegre de verme". Creo que sabrás que la famosa frase original la dijo la gran "femme fatale" americana May West cuando le dice a un poli: "Eso es una pistola o es que estás contento de verme".
Es verdad que las "femme fatales" siempre han dado mucho juego literario y fílmico. Creo que todas las mujeres tenemos ese lado perverso… y los hombres sí que sois unos ingenuos…pobrets.
Referente a Chipirón negro, si existe es genial y si es producto de tu imaginación tambien ¡genial! Un juego literario MUY interesante. Me gusta mucho. Muchos besotes, M.