Hoy no ha hecho más que empezar. Y no estoy para nada ni para nadie. Estoy out, fuera, en el quinto coño. Fuera de la vista y de las miradas de todos, con catalejos o sin ellos, con gafas o sin ellas, con miradas idas o venidas. Estoy en el margen, en el límite. En la higuera. En el ojo del huracán. A la que salta. Al caer. Verde, negro, de más. Estoy en el infinito, más allá. En el quicio o fuera de él.
Ya han pasado cuatro minutos desde que empecé a escribir. Para escribir «Hoy no estoy» he tenido que ir a la RAE para ver estar. Que es como vivir sin vivir en mí. Una paradoja. Un oxímoron. Un no-sé-qué. Ha pasado otro minuto y sigo no estando. No veo mis dedos teclerar (por eso me equivoco al escribirlo, no os penséis). No veo la pantalla del ordenador, que centellea para no estar. O para estar en la oscuridad, que es lo mismo.
Llevo muchos días estando sin estar en el blog. Y no estoy cuando estoy. Hoy me he sentado para estar y no lo consigo. No me sumergo, no me involucro. No llego a la idea genial ni a la chorrada supina. Hoy no estoy porque estar supone permanecer y yo me resbalo a mí mismo entre las manos, como cuando te echas crema en las manos y luego coges una jarra de agua.
Hoy no estoy. Ni soy. Ni padezco. Estoy sin saber. Sin conocimiento ni causa. Hoy no estoy. Pero estaré. Y ese día –no muy lejano– volveremos a vernos las caras. Y prometo releer a H. G. Wells, para ver qué pasa.
(La fotografía es de mi hijo Alberto. El objeto sacado en la foto no lo podríais adivinar ni aunque estuvieseis tres horas pensando…)
LETRA DE BUNBURY (LA FOTO ME RECUERDA A UN PALOMAR ABANDONADO)
hoy no estoy para nadie
dejé conectado el contestador
la nevera está llena
de latas vacías
no me importa qué digan
o qué piensen de mí
han pasado dos días
sigo aquí encerrado
no quiero salir
sé que hay gente ahí fuera
que se preocupó
hoy he escrito dos líneas
que no eran para tí
hoy no estoy para nadie
hoy no estoy para nadie
el domingo a la tarde
es un día importante
traerán el hachís
como todo está oscuro
me encuentro mejor
sólo espero
que sea un buen material
hoy no estoy para nadie
hoy no estoy para nadie
pediré perdón al salir
pediré, pediré, al salir
hoy no estoy para nadie
hoy no….//
Creo Raúl que tu destino es el de escribir discursos a políticos y te podrías ganar la vida bastante bien.
A mí la foto me parecen unas ensaimadas tiesas, que aquí son más pequeñicas y no tiene cabello de ángel.
Menos mal que he venido mañana y no hoy, porque te he encontrado sin problema. Y bastante bien de forma.
También a mi me evoca la foto el palomino ese.
Un abrazo.
Buenas tardes, Raúl Urbina:
– Interesantísimo H.G. Wells. ¡Cuánto trabajó!. El cine ya se ha encargado de aprovechar muchos de sus escritos.
– Sobre la fotografía de tu hijo, a mí me recuerda un viaje urgente, que tuve que hacer a Burgos por las puñeteras palomas. Se habían colado por un hueco muy pequeño que quedaba entre la persiana y la ventana del piso de mis padres, y entraban y salían a voluntad. Ni te cuento, lo que tuve que limpiar.
Desde entonces, las odio. Así, textual. Ni de la paz, ni nada.
Saludos.
P.D.: Además, he comprobado que odian la música. Para que no se acerquen coloqué unos cuantos CDs, que movidos por el viento y los reflejos de la luz, las mantienen a distancia. Vamos, ¡que ni verlas!.
Hay otros que, estando, están menos que tú no estando.
Pues la foto no está nada mal. Yo veo objetos chamuscados, quemados.
Para no estar ni ser, has escrito bastante… Besotes, M.