Ayer tenía el día tonto. Pese a ser burgalés, castellano y español, mantengo siempre las distancias con las festividades locales, regionales y estatales. Soy un honroso apátrida con excepciones circunstanciales. Con tendencia ocasional a la misantropia, tampoco soy de celebrar casi nada, pero hago mis excepciones. Por ejemplo, la fiesta del Día del Libro en general y con Cervantes y Shakespeare como dignos generales. Ayer, me dio el arrebato y me acerqué a Madrid. Paseo del Prado, calle Alcalá, Gran Vía, Plaza de Callao… Lo justo para sumergirme en libros nuevos y volúmenes antiguos y de ocasión, para entrar en las librerías y que las librerías sacasen sus libros a la calle. Una deliciosa mañana en la que llovían páginas de imaginación por todas partes. Feliz día, amigos (aunque sea con un día de retraso).
Merche: Yo tengo muy pocos libros firmados por los autores, pero tengo uno firmado por Ángel González que es uno de mis mayores tesoros.
Gelu: Tampoco soy de los que compran (ni leen) libros en función de las ventas. La Literatura es algo más que mercado, aunque eso no quiere decir que algunas cosas que se venden mucho no puedan ser buenas.
Miguel: Me agrada que coincidamos en el título de una entrada. Es la ósmosis de la que hablaba hace poco. Por otro lado, me gusta que uno haya hincado la aguja en lo personal y otro en lo social. Lo de la oncología y el banco de sangre es de juzgado de guardia.
En mi pueblo, sin pretensión,
tengo mala reputación…
Coincido en lo de las celebraciones, no van conmigo.
Por cierto, advierto que el inconsciente me sugirió el título de mi última entrada tras haber leído una tuya. Es casual, los temas no tienen nada que ver, pero me quedo pensando en cuánto hay en mi cerebro que no es mío, sino de quienes me agradan. ¿Será la disolución que plantea Pedro Ojeda? Todo tiene una extraña conexión, habrá que llamar a Iker jiménez para que se ocupe.
Buenos días, Raúl Urbina:
No suelo comprar best sellers. Desconfío.
Este año, una vez más, he regalado a mi marido un libro que quería tener yo. Y ha sido uno de Carmen Martín Gaite, que me faltaba.
Saludos.
Cuando viví en Madrid, me encantaba pasearme por las casetas de libros pero JAMÁS hice una cola para adquirir uno (la firma de los autores no me interesan, me interesa su contenido), adquiría varios en los que no había colas. Me alegro de que pasaras un rato agradable paseándote entre ellos. Muchos besotes, M.