Anestesia

In direzione ostinata e contraria

Me he enfrentado a los reveses de la vida de maneras muy diversas. Me han cosido la cabeza con puntadas que parecían interminables cuchillos mal afilados; me han dormido por partes, en esa extraña inconsciencia que tiene el ser parcialmente consciente de no tener todo el control sobre tu cuerpo y tus quejidos. Me han introducido sondas por las buenas y por las malas. Me han intentado curar y me han jodido: efectos secundarios, reacciones adversas le llaman a eso en medicina; efectos colaterales en el hipócritamente real mundo de las guerras.

El dolor es grave cuando es interno, cuando te sube por la espina dorsal sin dejarte ni un mísero sosiego en la base del cráneo. El dolor anula el bálsamo de las cosquillas, de la vida mirada frontal y complaciente. Me han administrado un elenco variado de remedios contra el dolor que siento en el alma, pero no sirven para aliviarme. Empecinado en el dolorido oficio de vivir, no estaría mal que inventaran una anestesia general que te armonice con todo el peso que vamos acumulando tras los minutos y los días. La ciencia avanza, pero ya no hay fórmulas maestras. Menos mal que sigue existiendo el efecto placebo de mirar el mundo como quien mira por la ventana.

(Imagen de FrauBucher)

5 comentarios en “Anestesia”

  1. Cuando andas en la Oxicodona la cosa está jodida. Sabes que ya solo queda la morfina por delante y que ahí empieza la niebla gris esa que vienes viendo a lo lejos rogando que se disipe antes de llegar; pero no: te la vas a tragar entera. En esas andamos.

  2. Buenos días, Raúl Urbina:

    (Con este día tan precioso que hace hoy, casi ni pega ponerse en plan trascendental).

    Para los dolores físicos, hay todos los sedantes del mundo. Para los dolores del alma, no sé si puede haber remedios de laboratorio eficaces. Creo que el único, es el del tiempo pasando, colocando su pátina sobre la causa que lo ha originado.

    Luego, encontrar lo bello que se nos ofrece, y si por fortuna se encuentra, en otro ser humano, no perderlo de vista. No hay más.

    Nada de anestesia general. Ni hablar. Los ojos bien abiertos siempre. Esperar, coger fuerzas y luchar.

    Saludos.

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