Hay días en los que, camara en mano, busco algún ángulo de la realidad que se me escapa si tengo los ojos distraídos. La cosa fue fácil: sólo tuve que mirar por la ventana para degustar un magnífico cielo de nubes y claros, que simbolizaban muy bien lo que es la vida y nuestros destinos. Los cielos inmaculados son algo que tiende a ser extraño en la patria en la que vivimos, así que es conveniente aprovechar cuando hay pocas nubes y están bien avenidas. Ayer el cielo estaba así, con nubes de contornos preciosos. Todos los males que llevaba dentro hicieron el resto.
Me alegro de que os haya gustado la foto.
Gelu.- También me alegro de que te hay gustado la foto que comentas. Más que nada, porque la hizo mi hijo Alberto (11 añitos). Me gusta cómo mira a través de la cámara.
Pablo Miguel.- A mi la palabra patria me hace mucho daño. Cuando la escribo, no pienso en la patria en la que piensan muchos. Por eso me gusta una expresión que leí hace muchos años en una entrevista a Canetti: "La única patria, la verdadera, es uno mismo".
No sé por qué, la palabra "patria" en este texto me ha hecho daño. Buena foto, también para un estado de ánimo.
Buenas tardes, Raúl Urbina:
Las fotos de los cielos, preciosas. Pero hay una en la galería que me ha encantado, en la Cartuja de Miraflores, ALB-050-1
Saludos.
¡Preciosa la foto! pero veo que os cayó una buena… Besotes, M.