Ingredientes y proporciones

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Por incoherencias que tiene la vida, un servidor, que es fervoroso admirador de las buenas series de televisión, no había visto  todavía una de las mejores: Six Feet Under [A dos metros bajo tierra] (otra maravilla de Alan Ball). El negocio funerario de los Fisher, con un cadáver que embalsamar por cada capítulo, abre las puertas a la indagación sobre la muerte y, por lo tanto, sobre la vida. Nos hace reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia proyectándola en  Nate, Ruth, David, Keith, Brenda, Bill… No hay nada que pase por sus cabezas que no haya atormentado las nuestras previamente. Nada hay de engolado ni de rebuscado en sus interrogantes, en sus pasiones, en sus ambiciones, en sus intimidades: todo suena tan sincero que nos es muy fácil ponernos a la altura de los personajes para intentar comprendernos a nosotros mismos.

Las relaciones amorosas son uno de los grandes aciertos de la serie: la introspección homosexual de David y Keith; el encontronazo brutal de dos cuerpos de Nate y Brenda, que acaba siendo cada vez más contradictorio pero cada vez más profundo; la revelación de la relación adúltera de la madre y sus escarceos con Nikolai después de la muerte de su marido; los escarceos adolescentes de Brenda en busca de algo que ni ella misma conoce… Todas las acciones nos devuelven preguntas y todas las preguntas nos las explican las relaciones.

En un diálogo entre Nate y una rabina (capítulo séptimo de la segunda temporada), hablan de las «almas gemelas» (soul mates):

— Ni siquiera sé lo que es un alma gemela. ¿Y tú?
— La persona que te hace a ti mismo lo mejor posible. Quizá tu alma gemela sea la persona que impulsa a tu alma a crecer hasta el máximo posible…. Y no todo crecimiento es agradable.

El concepto de alma gemela creo que está en la base de nuestro concepto cultural sobre el amor. El amor, en su dimensión biológica, no tiene ningún alma gemela; sólo tiene un complemento satisfactorio que nos proporciona una descarga de impulsos eléctricos y un «vaivén» de sustancias químicas en el cerebro. En la dimensión cultural, nos han enseñado a buscar almas gemelas y medias naranjas, seres que nos complementan para formar un todo.  Como el todo es algo que nadie comprende, nadie se siente por dentro totalmente identificado con su pareja. Puede que se identifique totalmente con ella si no se pone a escarbar. El otro día en una cena, un compañero comentaba que el concepto para llegar a la convivencia es una sencilla pregunta: «¿Lo puedo soportar?» No lo decía en un plano negativo, sino constructivo: conscientes de las imperfecciones del otro (lamentablemente, muchas veces no vemos las propias), la clave estaría en saber si somos capaces de convivir con ellas o no. Porque no convivimos con una persona, sino con sus acciones y sus consecuencias. Por eso, me ha gustado el concepto de alma gemela como la persona «que hace a ti lo mejor posible», «que impulsa a tu alma a crecer hasta el máximo posible».

Bueno, ese era el nombre de la receta. ¿Alguien conoce los ingredientes y las proporciones?

4 comentarios en “Ingredientes y proporciones”

  1. Merche.- Ya sabes que soy muy pesado con las medidas y cantidades. Sé que no las hay, o que yo nunca llegaré a conocerlas, pero no me resigno.

    Alberto.- Coincido en lo de la intuición de los grandes cocineros… siempre que no se trate de Ferrán Adriá. Creo que no entiende suficientemente de deconstrucción como para deconstruir tortillas.

    Gelu.- La intuición y la emoción son dos de las cosas que más me interesan últimamente, tanto en el terreno práctico como en el teórico.

  2. Buenas tardes, Raúl Urbina:

    Como voy leyendo tus entradas desde las más recientes a las más atrasadas, aprovecho lo explicado por Gerd Gigerenzer a Eduardo Punset:

    …"Nuestro cerebro se pasa la mayor parte del tiempo haciendo conjeturas".

    …"La mayoría de decisiones, no digo las rutinarias, sino importantes se toman de manera intuitiva".

    Saludos.

  3. Las proporciones sólo las intuyen los grandes cocineros, eso sí, después de mucho tiempo y trabajo, y tal vez ellos sólo puedan darte su receta, nunca infalible…

    P.D. A dos metros bajo tierra es una obra maestra.

  4. De ingredientes y proporciones, nada de nada, mi querido Raúl, simplemente la manera que dos seres se quieran y se soporten es respetando la individualidad de cada uno. Que cada uno tenga su espacio sin presiones, exigencias ni chantajes psicólogicos/sentimentales. Así todo irá sobre ruedas. Te aseguro que es el truco del almendruco… Besotes, M.

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