Algunos miembros de la Burgosfera teníamos la costumbre de «picar» a Pedro Ojeda ironizando sobre sus magníficas disoluciones. Decíamos –simplemente– que eran bonitas, pero que no las entendíamos. Pedro no entraba al trapo: echaba una de sus características «medias sonrisas» y nos dejaba hacer. En una ocasión, hace más de un año, me permití hacer una entrada de broma en la que seguía jugando con este concepto. El otro día, no obstante, ocurrió algo que me hizo cambiar de tercio.
Estaba gozando de un tranquilo paseo cuando vi de lejos a dos señores grises que vestían de oscuro y que se acercaban mucho para hablarse. Uno de ellos tenía las manos entrelazadas mientras hablaba y, cuando pasó a mi lado, capté una expresión: «No se dan cuenta de que es indisoluble». No sé a qué se refería, aunque me lo imagino, y me hicieron gracia sus palabras («no se dan cuenta…»), que encerraban tras de sí toda la supuesta sabiduría sobre la ignorancia de los demás. Me dieron ganas de decirle que podría ser que él no se diera cuenta de que hay cosas solubles, lo mismo que las hay disolutas. La disolución, como afirma la Santa Enciclopedia, es «es una mezcla homogénea, a nivel molecular de dos o más especies químicas que no reaccionan entre sí». Bendita definición en el plano químico: una mezcla de dos o más especies que no reaccionan entre sí. Hay muchas cosas en este mundo de dos o más especies que no reaccionan entre sí. Para que exista una disolución, ha de existir un soluto y un disolvente, que son conceptos químicos tan verdaderos como la vida.
No sé. Quizá esos señores grises que vestían de negro, expertos teóricos en lo disoluto, no sabían nada de solutos, ni de disolventes. No sabían nada de la química, de las disoluciones líquidas, sólidas y gaseosas. Y no habían entrado nunca en el laboratorio químico de la vida para ver el experimento por dentro. Para comprobarlo por sí mismos. Rectifico, pues, mis bromas sobre las disoluciones. Las disoluciones las podemos entender; lo malo es cuando no las entienden los demás.
Ya sabes lo que pienso de las disoluciones 😉
P.S. No pude ir al estreno del corto porque era el cumple de mi madre y decidimos ir a Ávila a felicitarla. Aunque gracias a brgs.es he podido asistir de manera virtual ¡¡¡ Mucha suerte !!!
Tela
Sigo sin entenderlo… Besotes, M.
En efecto. Y más: la única forma real de las cosas está en las disoluciones. Lo indisoluble, no existe, se trata de que no han encontrado la forma química exacta para serlo… o la mirada suficiente.