Nosotros somos los de entonces. Los que no tenemos dónde. Los que siempre hablamos solos. Nosotros –que no formamos parte de nada ni de nadie– decidimos seguir al margen, decidimos seguir viviendo en el alambre. Memoria de jóvenes airados que viven al norte del futuro, al sur de la esperanza. Que viven en reinos conquistados donde habitan los silencios. Donde –ya– no queda nada. Nosotros estamos siempre alerta. Marcamos la diferencia sin haceros reverencias. Vivimos y caminamos sin aliados. Amamos como soñamos. Soñamos siempre armados. Memoria de jóvenes airados que viven al norte del futuro, al sur de la esperanza. Nosotros estamos cautivos en los reinos conquistados donde habitan los silencios. Donde ya no queda nada.
Prosificación ligeramente adaptada de «Jóvenes airados«, una canción de Loquillo que me ha hecho pensar mucho sobre mi pasado y sobre mi presente. Lejos de lo que podía(n) pensar, afortunadamente me siento partícipe de la memoria de los jóvenes airados. Con un balón de baloncesto en una mano y el sueño de un mundo del que nunca he formado parte.
(Imagen de Andrea Balducci)
Por el título he pensado que estabas jugando con un verso del Poema 20 de Neruda (Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos).
"Siempre quise ir a L.A., dejar un día esta ciudad, cruzar el mar en tu compañía… Pero ya hace tiempo que me has dejado, y probablemente me habrás olvidado"…, etc., etc. Cada vez que alguien nombra a Loquillo llega esa canción a mi cabeza y la sensación de que uno lleva la fama pero Sabino Méndez cardaba la lana. Sin acritud, Loquillo me gusta y su pose rockera es la mejor desde Bruno Lomas, ni siquiera Miguel Ríos alcanzó tanta pureza.