Esta mañana, los pedacitos del dolor del alma han vuelto a entrar en mi cuerpo como los pequeños cristales de hielo que veo ahora a través de mi ventana. Me he pasado mucho tiempo repasando mi cuerpo preparándolo para este momento, pasando una abundante crema analgésica que hiciese resbalar el cansancio extremo, las obsesiones y la pena. Se conoce que me he debido olvidar de repasar alguna parte y esos pedacitos se han infiltrado ladina y silenciosamente hasta bullir en la cabeza y manar en los lagrimales. El desamparo del caos, del desorden, de una rutina mal asimilada, de una sobrecarga de cargas vitales ha supurado y la herida se ha infectado. De momento, el dolor es leve y la noche puede venir a reparar los males con la delicia del sueño o a incrementarlos con el sobresalto. Ahora que pensaba que el tiempo sería más propicio, ahora que pensaba que la primavera brotaría con más sol y días más cálidos, la ventisca, bella y cruel a partes iguales, me ha congelado el corazón. He llegado a casa y he puesto la calefacción. Ahora espero al deshielo.
Muy bonito el texto Raul,espero que todo bien,un saludo de un antiguo alumno de IP.
un abrazo
No se trata de flores
NO COMPRENDEN
que hay demasiada escarcha
en el interior y que nunca llegará
la primavera tan adentro
La primavera ya ha explotado en Ibiza. Hoy hace un dia espléndido, soleado con una luz transparente, limpia… ¡Una maravilla! Te deseo que llegue pronto a Burgos si no, todos me vais a caer en una depre que no se va a ¡poder aguantar! Muchos besotes, M.
Una manta para el frío del cuerpo y un copazo de brandy para el ánimo. A mí me va de cine.
Buenos días, Raúl Urbina:
A veces un pequeño cambio
puede mejorar nuestro ánimo.
¿No te has planteado,
simplemente,
en tu calefacción:
instalar un termostato? .
Así al llegar a tu casa,
encontrarías tu hogar: templado.
Saludos.