La entrada de hoy sólo tiene la intención de apostillar de manera muy breve algunos aspectos de mi post anterior, así como glosar de forma libre algunos de vuestros comentarios. Defiendo la Enseñanza 2.0 con el mismo ahínco que defiendo cualquier Enseñanza que se escriba con mayúsculas. Y la Enseñanza 2.0 ha de contar con varios pilares: profesores 2.0, contenido 2.0, alumnos 2.0. No creáis que me olvido: también tecnología 2.0 (y presupuesto «2.0» y políticos 2.0). Manuel Andrés -un profesor de secundaria al que debo mi pasión por la Filosofía, un conocimiento más inicial pero riguroso del análisis literario y el descubrimiento de la carrera de Filología- me lo comentaba un día con precisión: del mismo modo que las técnicas quirúrgicas avanzan y nadie se sometería a una operación de menisco con las tácticas de hace treinta años, los profesores debemos también de utilizar las técnicas más avanzadas (cuando son mejores, sin dejar de lado los aspectos positivos de las antiguas). Los tiempos actuales son los que son (mejores, peores, iguales… ¡quién lo sabe!) pero tenemos que aprovecharnos del mundo que nos circunda y no renegar de él, como el judoka sabe que se combate mejor aprovechando la fuerza de su oponente. Necesitamos sacar lo mejor de nosotros mismos, estamos obligados a entresacar lo mejor de los contenidos (y enseñarlos y sugerirlos e incentivarlos y reforzarlos) y también estamos destinados a sacar lo mejor de nuestros alumnos. Que lo tienen. Y mucho.
Las Humanidades serán las que las circunstancias, el contexto y los políticos quieran, pero también lo que nosotros dejemos que sean. Hacemos poco favor a las Humanidades oponiéndolas de forma tonta a las Ciencias (conozco a algún profesor al que se le anega la boca de mala baba cuando ataca a los docentes de ciencias, mientras él mismo defiende su disciplina con la palabra ciencia por delante). Lo interesante no es oponer, porque nada es opuesto a nada (quizá), sino saber en qué lugar está cada uno, por qué y para qué.
Crear una Enseñanza (2.0) de las Humanidades 2.0 no garantiza nada (mejor ni peor), pero nos adentra en el mundo en el que vivimos, con la enseñanza dentro, que es lo que las Humanidades han intentado hacer siempre. Es una enseñanza que no desprecia nada, sino que acoge. Una enseñanza que no abomina, sino integra. Una enseñanza que tiene la obligación de asumir la interacción de las nuevas tecnologías porque eso -también- son las Humanidades de nuestra era.
Por tus posts y por los análisis sobre la universidad española de PEDRO OJEDA ESCUDERO veo que definitivamente vais encaminados a la educación norteamericana (por un lado una pena…) por ejemplo, mi hermano que es cardiólogo en los USA (se graduó en la Universidad de Toronto) es excelente en lo suyo pero no le hables de literatura ni de historia porque no se entera y, lo peor, ¡ni le interesa! No puedes imaginarte cuántos en Norteamerica son así. Los que tienen carreras concretas son unos analfabetos en humanidades. Muchos besotes, M.
Completamente de acuerdo. Creo que es necesario reinventar el "humanismo", el saber no admite fronteras entre ciencias y letras, todo es Cultura del Hombre. Debemos enseñar a los que aprenden a usar en su favor cultural las nuevas herramientas, a la vez que aprendemos a sacar partido de ellas para mejorar nosotros mismos. Humanidades no sólo es conveniente, es vital para evitar la clasificación de los seres en especialistas encorsetados en su función, ignorantes del resto de saberes. Me ha encantado la imagen del judoka, muy buen planteamiento.
[…] "Y la En saña nza …[]
¿ ha sido el subconsciente ?