Sí, amigos de Verbavolant, sí. Ha llegado la noticia que más temíamos los hombres. Lo intuíamos ya de jovencitos. Cuando teníamos a una niña cerca y paladeábamos un polo de fresa, siempre llegaba un atildado infante con un bombón helado. Cuando fuimos creciendo, nuestras primeras novietas nos abandonaban por «el de la moto». Más adelante, nuestro coche de segunda mano no podía competir con el GSI o GTI, fuera de nuestra «competencia». Y ahora viene esta triste noticia que nos dice lo que ya sabíamos: las mujeres tienen más orgasmos cuando el hombre tiene más dinerito en la cartera. Dicen que los hombres, en pelotas y salvando las «distancias» somos todos iguales, pero aquel que tuvo el bombón helado, y luego la moto, y luego el GSI o el GTI, y luego el yate, y luego no-sé-qué-más, parece que tiene un mando inalámbrico conectado a la punta del níspero y señalando a su billetera y sus cuentas en las Islas Caimán.
Sólo me queda un consuelo. Dicen que todas las mujeres han fingido un orgasmo alguna vez en su vida. Ojalá lo hayan fingido con los ricachones. Por cabrones y sinvergüenzas.
(Imagen de Tina|Raval)
a pesar de que me lluevan críticas, esto me ha sonado a prostitución.
Buenas noches, Raúl Urbina:
Parece mentira que te fíes de las estadísticas, en estos temas de dos.
¡No, no, no. Y, ¡No!.
No seas envidioso. Estás muy confundido. ¿O quizás lo hagas para provocar?. El sueño de una mujer, es la escena final de Amélie. ¿Recuerdas?. Y para conseguirlo, te aseguro que no se necesita dinero.
Saludos.
Jua jua jua…. Muy buena entrada. No sé por qué me he puesto a pensar en los gerifaltes de la Junta en plena celebración del evento, la cama redonda en Villalar podría ser el récord Guinnes del polvo conmemorativo.
Así que con mi patrimonio… no tengo que temer que nadie fingiese a mi lado .
Por cierto, el 23 de abril se acumulan los eventos 😉
¡La sempiterna erotica del poder! ¿Por que aparecen algunas palabras en otro color?
A mi los ricos, la verdad, jamás me han atraido y mira que he conocido a bastantes… Yo hubiese preferido al niño del polo de fresa… Besotes, M.
ay, cuánta razón: que se fastidien los ricos