Hoy las noches son más cortas vestidas de largo, estampando las manos sobre las mesas y con el filo de los cuchillos haciendo mella en las tablas de las conciencias. Hoy salta el alborozo, la gracia chistosa, la voz grave desgastada por los envites del alcohol. Hoy suenan los petardos de los niños que perderán la inocencia, los bisbiseos de las verdades a medias y, en su centro, el gran interrogante que tienen los todos los misterios. Hoy estaremos contentos a fuerza de olvidar todas nuestras penas, arrastrándolas por todo el aparato digestivo acompañadas de langostinos y turrón. Hoy no nos haremos preguntas. Hoy no nos revolveremos sobre nosotros mismos. La vida da giros, como las palabras, en los retruécanos constantes de las montañas rusas. Pese a todo, hoy padezco más de un síndrome. Entre otros, éste. Como me decían ayer, nuestra mesa cada vez es más pequeña. Va a ser cosa de ir a una tienda e ir encargando un mantelito individual. Y que sea lindo. Por favor.
(En homenaje a todos los que vayan a leer esta entrada esperando mis aviesas intenciones, diré que he sido buen chico, que no he dicho palabrotas. Espero, por lo tanto, que esta entrada sea tomada como un buen propósito. Aquí y en China, con permiso de los chinos. De aquí a Lima, con su permiso. La imagen, de J. Salmoral.)
Son peores las sillas vacías de los que siguen vivitos y coleando. Están, pero no están. Las vacias por ausencias infinitas, llega un momento que te percatas de que esas personas se sientan ahora en corazones y se recuestan en sentimientos y recuerdos, ya no usan las sillas…
De acuerdo con Mercedes… un pijama es lo mejor, de felpa a ser posible..
Los expertos dirán lo que quieran pero habrá que sufrir un poco como desahogo a nuestras emociones, porque somos así. Un saco de opuestos. Amamos y odiamos, y lo uno no existe sin lo otro. Y nuestra vida no deja de ser un cúmulo de sillas vacías (hayan muerto o no)
Pasé la Nochebuena, sola y MUY feliz. Me hice un sandwich de bacon con tomate, delicioso. Hoy, Navidad, mis amigos de C'an Plácido han insistido y requeteinsistido en que vaya a comer con ellos. Iré ¡con lo que a mi me gustaría estar tirada en pijama todo el dia! En fin… Besotes navideños de todas formas, querido Raúl, M.