Cargo mi vida de post-it, de papeles arrancados, de bordes de periódicos, de sobres bancarios reutilizados. Apunto en ellos citas, expresiones, epifanías y, sobre todo, chorradas. Gracias a ese desorden en avalancha (eso sí que es una tormenta -un tormento- de ideas), he tenido aportaciones para artículos que he escrito y que no escribiré, me han venido intuiciones para un poema, he tenido bosquejos para algunas de las entradas de este blog. Compruebo que encima de la mesa, debajo de la pantalla del ordenador, se había enquistado una de esas notas, que decía: «Voy a meterme en el palacio de tus sueños». Me pareció una expresión bonita, que se me ocurrió no-sé-cuándo y que iba a utilizar en alguna ocasión. Hoy he decidido darle el día libre y soltarla al viento, sin ninguna conexión, sin nada más que la abrigue que la propia belleza de las palabras y el trasfondo de los significados. En sentido inverso a lo que es habitual, bautizo primero la expresión para dotarla luego de vida y experiencia. No es una realidad, ni es un deseo. Son ocho palabras fugadas de un cerebro, enlazadas con el hilo de la imaginación y cosidas en la piel ruda de nuestra existencia. «Voy a meterme en el palacio de tus sueños». A ver qué pasa.
Un sueño que escribe otro sueño.
Besitos.
Es tan preciosa la frase, que podría originar un cuento o una canción
Por cierto, Raúl ¿eres tu el que me mandaste la información de Wikipedia sobre el Bal de Beaux Arts? Si es así, muchas gracias. Besotes, M.
Eso de los post-it, me ha recordado que tambien tenía todo desperdigado en diferentes papelitos pero ahora me he comprado un cuaderno y todo lo escribo ahí. Muy práctico. "Voy a meterme en el palacio de tus sueños"… bellísimo. Besotes, M.