Las características esenciales de una dictadura son bien conocidas: concentración del poder en manos de un gobernante que ejerce su mandato al margen de los canales establecidos, arbitrariedad en la toma de decisiones, incapacidad de los gobernados para poder ser tenidos en cuenta… No hace falta ser un gran historiador o un politólogo eminente para poder rellenar alguna más. En cualquier caso, los sistemas totalitarios suelen aderezarse de procedimientos que aseguren el poder intentando eliminar cualquier atisbo de disidencia y que consigan aislar a los opositores y enemigos. El procedimiento pasa, a veces, por evitar que los disidentes puedan expresarse públicamente, pero también puede optarse por extirpar de raíz cualquier corriente de pensamiento opuesta al régimen. El control llega a todas las partes, los oídos están vivos, las delaciones son parte inherente a todo sistema que pretende invadir todas las esferas, públicas y privadas.
Entre las personas que apoyan las dictaduras se encuentran -claro está- aquellos que son partidarios de este sistema de gobierno y mando, pero quizá son muchísimos más los que lo avalan porque salen beneficiados, porque se sienten cómodos, porque no se sienten amenazados. En estos tres últimos casos, es frecuente que muchos mandos intermedios y no pocos subordinados nieguen estar a favor de estos sistemas e, incluso, no lleguen a ver que el modelo político bajo el que viven obedezca a tan abominable orden. Es fácil olvidar u obviar. Es fácil excusar y no darse cuenta de los atropellos. Resulta sencillo también caer en la delación y en la mentira. Todo vale para justificarnos, para no sentirnos partícipes. Tristemente, muchos que sacan espuma por la boca hablando de democracia han sido sicarios benevolentes del poder o han participado de forma activa o pasiva en tales tropelías. Siempre se sienten inocentes frente a los represaliados, sin mácula externa en su uniforme.
Todo sistema dictatorial tiene sus purgas. En España las hemos vivido a golpe de tiro en la cuneta o con estancias en Carabanchel con todos los gastos pagados y no son exclusivas de ningún extremo: los nazis tuvieron su Noche de los cuchillos largos y los soviéticos soportaron las purgas de Stalin. La dictadura es el mobbing (no os perdáis estos 16 pasos del acoso laboral aplicados al exclusivismo poder omímodo del mandatario) de los ciudadanos a manos del pretexto del Estado en manos de un Líder.
Lo fácil sería acudir a la magistral cita atribuida a Brecht («Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí»), pero yo soy -ya lo sabéis- poco fino, prefiero recordar otra purga, que es la de Benito. Es bien sabida la rapidez de su eficacia. En otras ocasiones, los efectos son más lentos. En toda dictadura (sea del signo que sea, alcance al ámbito que alcance) alguien, al final, se come su propia mierda. Y, si no, al tiempo. Pero algunos harían muy bien en hablar de democracia con la boca bien llena de argumentos, pero harían mejor si la practican. A todo cerdo le llega su San Martín, pero es necesario que no hagan el caldo mondongo con nosotros. Pero cuidado: la mierda y algunos de esos están por todos los sitios.
De estos que mencionas, hay muchos, los que no se mojan en nada, no se definen, (tampoco es que sea obligatorio), pero así nunca se equivocan. Siempre están con el que gana y nunca con el perdedor y si da la vuelta la tortilla tampoco les va mal… como no dan la cara…
Creo que el peor es el que hemos tenido en los USA durante estos últimos largos ocho años. Porque sí ha actuado como un pequeño dictador de país bananero con Guantanamo, cárceles secretas, rapto de ciudadanos en muchos casos inocentes, las nefastas guerras de Irak y Afganistán… Y ¡todavía! sigue el cretino defendiendo el libre mercado… Too much! Besotes, M.
¿Y por que será que son todos más bien bajitos y rechonchos? ¿De tanto alimentar su ego?
Mao… y su libro rojo aleccionando a los pequeños… no nos tenemos que ir muy lejos…
Excelente post. Y encima con mi cita favorita de Bretch; aunque yo conozco otra versión, la que figuraba en la sede del PCE de Burgos.
¡Ah! Antes de irme, una preguntita:
¿Quién ha sido el dictador más sanguinario de la Historia?
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Mao, que bate todos los records. tristes records.