Muchos antiguos ya lo sabían, pero era un conocimiento matemático, exacto, realizado en torno a sombras, figuras y cálculos. La evidencia, para que lo sea, ha de serlo de todos, comprobado desde la excelencia máxima de todas las cosas, de todos los conocimientos, que no es sino su concreción, cuando las partículas del conocimiento teórico se han unido a la masa de la experiencia. En un momento determinado, todo un grupo de designios y esperanzas se concretaron en un proyecto que acabó por «redondear la imagen de la Tierra», en una bellísima expresión acuñada por Fernándo García de Cortázar y José Manuel González Vesga en su Breve Historia de España. No por descubrir nada, sino por ensanchar el mundo. A nosotros nos ensancharon por el Mediterráneo y, en justa correspondencia, agrandamos el mundo hacia el Atlántico.
Por lo que a mí respecta, -ya lo he dicho alguna otra vez– soy un patriota que piensa, con Canetti, que «La única patria, la verdadera, es uno mismo». Y soy tanto de civilizaciones de ancho mundo como de concepciones patrióticas virtuales. Y soy tan individualista como para que todos los imperios me vengan anchos y tan colectivista como para gustarme algunos pasos de la humanidad que plasmaron nuestros sueños. No me siento mucho de nada, sino ser humano. Me gustan unas palabras del reciente premio Nobel de literatura, Le Clézio en una entrevista: «La lengua francesa es, quizá, mi auténtico país». Yo puedo traducir y trasladar estas palabras al español. Y entonces, me doy cuenta de que este día, 12 de octubre, tiene sentido. La lengua, una patria común, me hace sentir muy unido a millones de personas. Bienvenidos a la Tierra Común. Bienvenidos.
Las palabras, los gestos… Son universales y particulares. Bipo: ¿sabías que si te acercas en Bulgaria a un lindo maromo y le insinúas que si tracatrá, él puede moverte la cabeza de un lado a otro para decirte que sí? Hay gestos que son particulares, casi nacionales. Sin conocerlo, uno puede irse de Bulgaria sin darse una alegría al cuerpo (y que conste que no he estado).
Bonito mapa el de Macrobius. Siempre me han fascinado las conjeturas sobre la historia terrestre. Un día os contaré una muy curiosa de poetas metafísicos de la Grecia del siglo VI a. C.
Creo que todos estamos de acuerdo con lo general… menos aquellos que piensan sólo en lo particular (que, curiosamente, siempre es "lo suyo" y no lo de los demás).
Hay otro idioma más universal que es el de los gestos, yo he pedido comida en el extranjero moviendo la mandíbula, cosa que no se le escapa a nadie si lo acompaña la fricción del pulgar y el corazón…
Me gustó lo que apuntó Miguel.
¡Qué poco valorado está nuestro riquísimo idioma!
Me siento ciudadana del mundo y adoro los idiomas que hablo: castellano, inglés, francés y portugués y los que entiendo: italiano, catalán, gallego y un poco, muy poco la verdad del euskera. Los nacionalismos cerrados y anacrónicos a mi no me van, sinceramente. Besotes, M.
Hay que tener un cuidado con generalizar, manda güivels ¡me encanta hablar español!
Ambrosius Macrobius, filosofo y escritor romano del siglo V , fue uno de los primeros en concebir la idea de una Tierra esferica dividida en un hemisferio Norte y otro Sur, ambos divididos por un oceano Ecuatorial y otro a lo largo norte-sur. Tambien pensaba en las corrientes oceonicas identificando zonas frigidas y templadas
Del castellano (o español, como prefiera cada cual) de eso si soy patriota, ¡hasta la medula! Me gusta tanto el lenguaje que hasta los que no comprendo me fascinan. Es tan maravillosa la comunicación….