En los maravillosos tebeos de Mortadelo y Filemón, se sometía a los espías capturados por la TIA a toda una extensa gama de torturas que iba desde las cosquillas integrales con pluma de oca hasta la obligación de escuchar insistentemente y a todo volumen el «Vivir así es morir de amor» de Camilo Sesto o el «Gavilán o paloma» de Pablo Abraira (también se barajaba como posibilidad el «Échame a mí la culpa» en versión de Albert Hammond). El que voy a contar ahora es un caso divertido, en un estilo tan atinadamente agitador de las fronteras entre la realidad y la ficción que merecería incorporarse a la serie de interpretaciones y lecturas sobre el Quijote que realiza magistralmente Pedro Ojeda en La acequia: en Guantánamo los presos quedan forzados a permanecer erguidos, sin poder mover los brazos ni las piernas y encadenados al suelo, con el aire acondicionado al nivel de lo extremadamente gélido y escuchando insistentemente hora tras hora a Bruce Springsteen, Christina Aguilera, Metallica o Britney Spears. Si el asunto no fuese tan serio, daría por ironizar y decir que, entre el Springsteen y la Spears, los torturados verían que no hay color. Pero como todo esto es mucho más serio que todo esto y como la vida no es de tebeo, no quiero seguir viendo paralelismos entre Mortadelo y Filemón y los métodos de tortura de los Estados Unidos. Más que nada, porque me pongo a pensar en el profesor Bacterio. Y no sé si echarme a reír… o a temblar. Que luego pasa lo que pasa…
Hay una cosa sobre la que pienso mucho acerca de las personas muy inteligentes, los cerebritos.
Unos utilizan su don en beneficio de los demás con sus aportaciones
y otros pasan al lado oscuro y la historia los refleja como auténticos estrategas y demonios. Y es este punto, este clic, el que me trae de cabeza y que no logro comprender….
Acabo de oír que el gobierno de los EE.UU. acusa al de Rusia de violar los derechos humanos: la historia de la paja y la viga, con dos grandes vigas. El profesor Bacterio era mucho más humano que estos políticos.
Ni el mio… Besotes, M.
Ibañez es un genio y Mortadelo y Filemón una de sus obras maestras.
Sobre lo de Guantánamo… ¡Qué decir! ¿Es ese el modelo de civilización que defendemos? No es el mío, de eso estoy seguro.