«¿Tú eres analógico en un mundo digital?», le preguntan a Hank Moody en un capítulo de Californication. Si McLuhan tenía razón con la ya requetemanida expresión de que «El medio es el mensaje», los seres analógicos (aquellos que no tenemos, adaptando al «medio» palabras de Ong, una «digitalización» primaria) que habitamos ahora en los mundos digitales estaríamos aquejados de un proceso de disociación paranoide. Nacidos apenas al abrigo de la televisión (los de la quinta del sesenta y seis ya no tenemos casi la radio como modelo esencial de referencia mediática) y reconvertidos al mundo digital a los veintitantos, hemos vivido nuestro periodo de formación con los medios analógicos como modelo de referencia y con la máquina de escribir como vehículo ultramoderno de transmisión fluida de las palabras. Lo mejor -creo- es que esta disociación tiene cura. Sería mucho peor vivir como seres digitales en mundos analógicos. Seríamos entes de ficción. De la ciencia ficción.
(P. S.: Californication es una serie como la copa de un pino. ¿Sexo? No, llamadlo amor)
Peor sería expresarse grabando piedras a golpe de cincel
y no me refiero a los lapideros que no lapidadores
Me he hecho un lio. No sé lo que soy, bueno sí, una vieja loca… Besotes, M.
Hola. Pues si me lo preguntasen, diría que no soy ni analógico ni digital, pero sí lógico. Quiero decir que no me preocupa esa dicotomía. Ahora, donde esté la máquina de escribir, esa que se aporreaba, que se quite lo demás. Un saludo, Manzacosas