Cuenta el Chiri, amigo de Hernán Casciari, -también se puede escuchar– que un día en clase la profe de Lengua pidió a los chicos que escribiesen una historia partiendo de este presupuesto inicial: «Los exploradores apartaron las ramas, y detrás apareció la ciudad perdida». Mientras todos los alumnos continuaron con desigual fortuna la historia de los exploradores, Hernán «se quedó en las ramas, y contó la historia de dos hormiguitas que cayeron al vacío, a causa del manotazo de un explorador». Esta es la base de la creatividad, la base del talento y la esencia del artista. Saber andarse por las ramas.
(La hoja que ilustra la entrada y la foto correspondiente son obra de Alberto)
¡Totalmente de acuerdo!
Sí, que original Hernan. Ahí se descubre el talento, si señor. Besotes, M.
La hojas… dan para mucho…
No dudo de la calidad y el talento del texto de esta entrada, pero no he podido leerlo porque la amplia sonrisa de la hoja con cara de muñeco vudú me ha eclipsado… esta imagen me ha hecho volver a algún período incierto de mi infancia en el que me dedicaba a descuartizar los arbustos que mi abuela mimaba con ahínco. Yo también hacía carantoñas con hojas, coronas con flores, sopas con tierra, dibujos con barro… lo había olvidado…
Cuando se me pase este ataque inesperado de morriña prometo leerlo.
Un saludo