El spam es nuestro compañero de viaje cibernético. Nos acompaña cada mañana con el correo saludando el nuevo día con promesas sugerentes: bonos gratuitos para jugar en un casino, píldoras variopintas y multicolores para satisfacer nuestros placeres y mitigar nuestras dolencias, réplicas más verdaderas que sus originales, promesas de actualización de datos bancarios y, sobre todo, insinuaciones elásticas de que el día sea más largo cuando nos miremos de canto en un espejo. Mola. Más que denostarlo, tendríamos que ver al correo no deseado como el más deseado de nuestros correos. Para algunos incautos, es un recurso muy útil con el que te engañan sin moverte de casa. Para los groseros, es una manera muy fácil de borrar de un plumazo y con energía parte de nuestra bandeja de entrada.
Los blogueros tenemos un eficaz vigía (Akismet) que nos protege someramente del comentario no deseado. ¡Con lo que agradecemos un comentario en los cálidos y fríos días de vacación estival! Nos perdemos recomendaciones farmacéuticas, sitios web la mar de guarrindongos y observaciones tan brillantes como ésta, que rescato por su interés para los aficionados a los laberínticos vericuetos de nuestro destino: «?????? ???????! ???? ??????????? ????????». Lo malo de todo esto es que, a veces, se confunde lo verdadero con lo irreal. A mí me ocurrió cuando escribía el post anterior, Palíndromo (de hecho, tuve que borrar parte de lo escrito, porque se transformaba en algo ilegible), y a uno de mis más queridos comentaristas le ocurrió lo mismo. Así que si uno quiere ver el inverso de sí mismo, tiene que ir directamente a la web recomendada.
La conclusión de todo esto es que el spam es un palíndromo de nuestra existencia, porque acaba justo a la inversa de como empezó y, por ende, nos hace más inmortales, más rotundos, más vigorosos en la lucha contra un enemigo que somos nosotros mismos. El spam nos hace perder tiempo en el trabajo, ocupa algunos segundos de nuestras conversaciones y sale de forma recurrente en los telediarios.
Acabo de enterarme que el rey del spam ha muerto. ¿Quién me escribirá a mí mañana?
(Imagen de Mikonya Bence)
¡ bueno lo del flip !
¡Qué fuerte lo del rey del spam? Ni sabía que existía un "rey"… Yo tengo Norton y, la verdad, que no recibo ningun spam. Besotes calurosos, M.