Los conocí el otro día. Son un grupo de artistas de Bali, Camboya, la India y Tailandia y tienen en común su gran pasión: la pintura. No se llevan ni un euro por su actividad y, como me ocurre con todos los asiáticos, yo no soy capaz de distinguir a uno de otro físicamente. Elsa, Duanpem, Jintara, Panlan o Tukta empuñan el pincel con brío y una organización sin (aparente) ánimo de lucro pone en venta cada uno de sus cuadros por unos cuatrocientos dólares. Y el catálogo de obras crece y crece sin parar. Reconozco que a mí no me gustan todas y cada una de sus creaciones, pero pienso, no obstante, que alguna es más que destacable. Me apasiona verlos pintar y seguro que a vosotros os pasará lo mismo. Nunca había visto nada igual. Y es que, amigos, es lo que tiene el arte: aquí no importan las razas, ni el color, ni la rugosidad de la piel, ni las orejas grandes o pequeñas. El talento es el talento.
Mafaldia, yo también soy muy escéptico con estas cosas. Dejémoslo en habilidad… pero también hay unos elefantes más hábiles que otros… y con más gusto.
Bipolar, muchísimas gracias. Un beso.
F E L I Z C U M P L E A Ñ O S
VERBA VOLANT
En fin… no se si denominarlo arte o destreza, habilidad… macgregor cuenta de una chica que se ha hecho famosa pintando, ejem, con el ejem, pues lo mismo. Saludos. 🙂