Hoy, como es un día especial (no sé por qué, pero lo intuyo), me voy a tomar la libertad de escribir sobre lo que me dé la gana, con el estilo que me dé la gana, con las palabras que me dé la gana (de hecho, iba a poner «que me dé la real gana», pero he suprimido lo de real para castigar a las monarquías europeas). En un ejercicio de voluntad plena, me apetece hinchar los pulmones y el aliento de Verba volant. La palabra libertad le vendría muy bien a la entrada, así que la incluiré en el título. Aunque vaya escribir sobre lo que me venga en gana, tendré que escribir algo; aunque utilice el estilo que quiera, tendré que utilizar uno; y aunque vaya utilizar las palabras que desee, tendré que ir poniendo una y no otra, esta de aquí y no la de allá. Si tuviese que elegir alguna palabra para hoy, eligiría sin dudar las palabras voluntad y decisión. Son mucho más bonitas que palangana y descollar, por poner dos ejemplos que pongo decidida y voluntariamente. Hoy escribo la entrada de «Me voy a tomar la libertad…», pero tengo en borrador desde hace meses media docena: me apetecía escribir esta, simplemente. Consulto mi correo, en el que voy almacenando ideas para el blog y me decido por coger este patrón. Recuerdo que alguien me habló hace tiempo del proceso de toma de decisiones en el ámbito empresarial y de que no venía mal aplicarlo a nuestra vida, de vez en cuando. Y me acordaba también de cuando explico el concepto filosófico (pero también decididamente psicológico) de las fases del acto voluntario, pautadas y sucesivas: a) representación de un fin que alcanzar, b) deliberación, c) decisión, d) ejecución… repito como un papagayo, no sin antes advertir que el psicoanálisis nos avisaba ya de que la deliberación es un fraude, porque parece obvio que decidimos antes de deliberar. Los psicoanalistas tienen todo mi devoción y mi desprecio, así que les respeto muchísimo pero no sé cuándo hacerles caso, no vaya a ser que un día sueñe que entro en una cueva con un paraguas abierto y me pillen en pleno sueño erótico.
Del mismo modo que si juegas todo el tiempo con una pelota acabas siempre tropezando con ella, si le das vueltas al cerebro y sus cosas acabas enganchándote con él de forma irremisible. Te caigas o no te caigas, siempre finalizas con la conmoción cerebral en el córtex prefrontal: ya decía yo que esta mañana me había levantado con dolor de cabeza. En plena caída, descubro que mi cabecita ya ha decidido inconsciente por mí antes de que yo lo supiese. Y que esa masa encefálica sabionda se adelanta a mi voluntad, y mi voluntad a mis dedos. Este domingo, que iba a ser el día de la libertad, se me ha transmutado en el día gris de escritura al dictado. Y sólo me queda una pregunta: ¿qué he hecho yo para decidir esto?
(Imagen de Zeno)
nada. es interesante como los textos de blogs, los de los días cuando no hace falta escribir nada, consiguen decir una nada de verdad, tal vez porque los autores en aquellos momentos dejaron de pensar, decidieron dejar de ser personas escribiendo, y se ex-presan, ¿cómo que verba volant no es una información así siempre, cómo que su estilo no se dobla por el universo como quiera, a las palabras no les hace falta hablar de la librtad, somos reproductores de las in-formaciones volantes, han decidido que dejaran de tomar decisiones, a algunos lo resultaba bastante difícil, a otros suficiente natural, y a ésos ya no los dolía cabeza, y seguían escribiendo sí mismos
las informasiones no tienen ningun fin para alcanzar, ni siquiera necesitan ser comprensibles, lo que hace de ellas exformaciones, unos entes vivos
Viva la libertad!!!! haciendo lo que te ha dado la gana, te ha quedado "Niquelao", el psicoanálisis para un rato y pequeño por favor… en el fondo todo lo hacemos con premeditación y alevosia.
Pues sí, señor. Me ocurre que cuando escribo lo que me da la republicana gana, me quedo más ancho que largo. Y contento. Un saludo
Soy yo de nuevo. ¿¿¿¿Por qué es tan complicado ver los otros comentarios????? Como soy ciberanalfabeta, lo encuentro todo muy confuso… Besotes, M.
Querido Raul, vengo a devolver tu amable visita a mi blog. Me ha hecho mucha gracia tu entrada tan surrealista. Gracias. Besotes, M.