«Se puede mantener la dignidad en la nada más absoluta». Buceando en entradas antiguas de mis blogs favoritos, rescato esta fantástica expresión de Fran, el autor de referencia cuando voy caminando en el desierto. Y la relaciono con la imagen que encabeza esta entrada, en latín: «Si no hay nada nuevo bajo el sol, ¿por qué continuar?» Nada nuevo hay bajo el sol. Continuamos y caminamos por desiertos y por caminos baldíos. Esperamos un horizonte que nunca llega, esquivamos a la muerte, agazapada en cada bache interpuesto entre el devenir y de nuestro destino. Buscamos algo en ninguna parte. Bajo un sol de justicia injusta, sorteamos la confusión entre el continuar y el continuismo. Todo el calor, toda nuestra inconsistencia soportada con la cabeza muy muy alta. No vaya a ser que, en algún recodo del camino, nos encontremos con las respuestas a todas nuestras preguntas. O, mejor, con una mirada que nos devuelva el brillo de nuestras pupilas cansadas. Bajo el sol no hay nada nuevo, salvo nosotros mismos.
(La imagen es de Patrick Denker)
Muy, muy bonita. Que cansada es aveces la vida pero no importa que estés fatigado, es mejor continuar a que ella te arrastre, es mejor vivir a que decida por ti. (No vaya a ser que nos perdamos algo).
Un saludo.
Gracias, shukran por acordarte de CAMINANDO. Es un orgullo.
Y ya que hablas del horizonte, Eduardo Galeano -un verdadero referente- ha dicho algo parecido a que jamás alcanzaremos el horizonte, pero su estímulo nos anima permanentemente a seguir caminando.
Galeano lo ha dicho mucho mejor, pero estoy fuera de casa y no puedo consultar mis libros, y para colmo, con una porquería de conexión a la red. Así que me considero disculpado por la cita deficiente.