Se habla mucho en el ámbito empresarial de los procesos de toma de decisiones. Y como la vida es un problema, constantemente decidimos entre A o B, X o Z utilizando mecanismos que suponen conocimiento y comprensión de los enigmas. En un principio, no decidimos vivir, porque la vida nos viene dada. Pero, una vez vivida, elegimos (más o menos) entre alternativas constantes, la tragedia de la libertad. Ya lo decía Sartre: estamos condenados a ser libres. Y en la vida, como en la empresa, tenemos que seguir ese proceso: ponderar los criterios para elegir, generar alternativas con creatividad, evaluarlas, saber cómo elegir la mejor de esas alternativas, ponerlas en marcha, evaluar los resultados de la decisión. Que se lo digan a los jovencitos de la foto, transpasando las cancelas de la sociedad para besarse eternamente durante miles de segundos, vividos todos en presente. Evaluando y eligiendo la mejor de las alternativas: abrazarse y besarse hasta que el cuerpo y el amor aguanten. La vida correrá más veloz de lo que se imaginan. Todo un ejemplo para la estrategia empresarial.