Este iba a ser una entrada de celebración: Verba volant cumple cincuenta citas con vosotros. Iba a ser una alegría moderada: la de aquellos enamorados que celebran los seis meses desde que se conocieron mientras, a su alrededor, abundan las bodas de plata. Pero hoy no puede ser un día alegre. Cuando me he enterado de que se ha muerto Ángel González, siento que se ha ido mi poeta. Todos los aficionados a la literatura tenemos un poeta que nos cala por la piel hasta llegarnos al tuétano de los huesos para hacerlos más blandos, flexibles, moldeables. Para mí, Ángel era ese poeta. Lo descubrí tarde, con casi veinte años. Los primeros versos suyos que oí, recitados, decían: «Ayer fue miércoles toda la mañana. / Por la tarde cambió: / se puso casi lunes». Descubrí que no se pueden decir las cosas mejor, con tanta hondura y tanta sencillez, al lado la una de la otra.
Luego fue toda una cadena: la antología de García Hortelano sobre el Grupo poético de los 50. A los dos días, su antología en Cátedra. Y no tardé ni un mes en atacar su poesía completa. Juro que no exagero: pocas veces me he sentido tan a gusto como leyendo a Ángel González. Las palabras con el significado justo sobre palabras bellas. Sencillez, armonía y caos. Todo junto. He tenido la suerte de conocer a unos cuantos autores más o menos importantes, pero nunca les había dado un libro para que me lo firmasen. Ángel fue la primera excepción: «Para Raúl, de su amigo Ángel González». Lo guardo con veneración y nostalgia. Con la envidia de no haberle podido conocerlo más, con la satisfacción de conocerlo como pocos, palabra sobre palabra. No soy muy sensiblero, pero he llorado. No quiero exagerar: es cierto, seguiremos teniendo sus versos. Pero en el edificio de las palabras, Ángel no podrá -ya- levantar otro piso para alcanzar el cielo. Si acabáis de leer esta entrada, entenderéis mejor eso de «No conozco un invierno tan frío como este».
Aunque no sin cierto rubor, podéis escuchar dos poesías de Ángel González: «Me basta así» y «Canción de amiga». Al escucharlas, se comprende mejor todo.
[audio:http://www.urbinavolant.com/audio/me_basta_asi.mp3]
[audio:http://www.urbinavolant.com/audio/cancion_de_amiga.mp3]
Ocho veces aguanto eso de que me des envidia con un libro dedicado por Él, y diez igual también, pero quince ya me parece cargante…
P.D: Como lo prometido es deuda, no dejaré de darte la lata hasta que me enseñes el dichoso libro.
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Buenas noches:
Me ha encantado escucharte – una vez más- recitar los dos poemas de Ángel González.
Y te aseguro que cualquiera que lea en voz alta estos versos, y lo haga como tú, no necesita saber tocar la guitarra.
Saludos.
En cuanto a la lectura de los poemas, es cierto, Ana, no me gusta recitar (ni que reciten) poesía. Me gusta leerla en voz alta. Y me ha dado mucha vergüenza hacerlo "en público". Pero yo, por don Ángel, hago lo que haga falta. Como anécdota, dire que algunos de mis alumnos fueron comunicándose la muerte del poeta vía mensajes de móvil: a muchos de ellos, sus versos les habían llegado al corazón.
los genios siempre se van tan pronto…
sigue su presencia en las palabras
pero les echamos tanto de menos…
Magnifico poeta y magnifico rapsoda
Ángel (Escucho tu silencio, oigo constelaciones: existes. Creo en tí. Eres. Me basta)
en efecto, se nos ha muerto uno de los grandes
es una lástima sí. al menos nos quedan sus poemas.
por cierto, siempre decías que te daban un tanto de repelús los rapsodas
pero creo que lo has hecho muy muy bien