Desde luego, me hubiese gustado que esto hubiese sido un autorretrete del Sr. K. (o alguno de los productos derivados), auténtico género con reglas a lo cine Dogma 95. Tristemente, es un estado de ánimo.
Hoy he pasado por la luz de la mañana
como el cubo por el brocal de las sombras.
Me he dirigido hacia mi rostro en el espejo
y me ha devuelto una imagen gastada
que no cesa de dar la razón al tiempo.Mi comer inútil se ha detenido pausadamente
en la quinta patata frita que acompaña
al quinto bocado de un filete
poco hecho, como mi vida.La tarde de letargo y siesta, la pantalla de un televisor,
la cena y el correo.Una mirada por la ventana va percibiendo
el tránsito de la transparencia al espejo.
Otra vez el juez, el puñetero juez de mi cerebro.Y el resultado final, ya lo sabéis.
Dormir un día más
aferrado firmemente
a la almohada y al mundo.
Para no caerme.
Para soñar.
Para esperar otro día, y un espejo nuevo.
MARAVILLOSO…SIMPLEMENTE MARAVILLOSO
Muchas gracias, Ana y Pedro. Los espejos, en efecto, dan mucha tristeza por las mañanas y muchas alegrías y posibilidades fotográficas. Habrá que ir planteándose seguir ese juego fotográfico con los espejos, a una distancia prudente del Sr. K, nuestro mentor.
Excelente poema, Raúl. Todos estos espejos van mereciendo una exposicón.
descorazonador pero excelente