Y continúo en una nueva entrada, por hacer más cómoda la lectura del cuaderno de bitácora, defecto que se me ha achacado (esta vez con razón) a mi relato, con más pormenores.
No creía yo que verosímil fuese idéntico a técnica realista. Pero da la casualidad de que he tenido la fortuna de pernoctar en el bonito hotel que aparece en la historia: se trata del Inselhotel Vier Jahres Zeiten, del que puede verse una foto de la famosa recepción donde nuestro personaje recibe esta extraña nota.
En fin: creo que no merece la pensa seguir pensando en estas cosas. Habrá que volverse a centrar en la historia. Porque nunca un pincho de tortilla ha dado la vuelta de forma tan radical de una vida. Quizá los descreídos necesiten también que les proporcione una foto de una tortilla española… Pero, hasta que esto de la realidad cibernética no sea multisensorial, quedaría muy sosa.