(fotografía de rahego)
Empezamos la andadura de este cuaderno de bitácora, o blog. O, simplemente, bitácora. Lo primero, quizá, sería disfrutar de la palabra misma. Yo prefiero utilizar la palabra española y, todavía mejor, la expresión cuaderno de bitácora. La RAE define la bitácora de la manera que sigue:
Especie de armario, fijo a la cubierta e inmediato al timón, en que se pone la aguja de marear.
Y, bajo la voz cuaderno de bitácora, figura:
Libro en que se apunta el rumbo, velocidad, maniobras y demás accidentes de la navegación.
Si a las palabras nos atenemos, todo lo que aparecerá en este Verba volant [, scripta manent] parece que tendrá mucho que ver con ese libro en el que se apunten rumbo, velocidad y accidentes de navegación varios. Lo que ya no tengo tan claro es si será sólo sobre la navegación en el ciberespacio o en el espacio de la vida. O las dos cosas. ¿Quizás serán ambos dos facetas de lo mismo?
En cuanto al adagio latino que da título a todo esto, creo que no es necesaria mucha interpretación: las palabras se las lleva el viento, mientras que lo escrito permanece. Pero también me agrada pensar que ese verba volant tiene que ver con esta navegación que emprendemos y empezamos hoy. Uno dice cosas y, a golpe de clic, quién sabe si el viento, la banda ancha, los buscadores y muchas cosas más llevan estas palabras a vuestras pantallas de ordenador. Aunque no tengo nada claro si escribo para alguien o si lo hago para mí mismo. ¡La eterna cuestión!
Intentaré ser constante. Lo que no creo es que sea muy homogéneo. Quiero hablar aquí de nuevas tecnologías, de viajes, de publicidad, de retórica, de películas, de libros, de magia… ¿Abarcar mucho y apretar poco? No creo que sea tanto apretar poco como escribir al hilo de la actualidad vital o del interés del momento.
Bueno, hoy he cumplido con la tarea. Mañana (o esta tarde, no sé) empezamos. Zarpamos. Bienvenidos.
Es un honor, Pedro.
Hola, Raúl.
¡Qué agradable sorpresa encontrarte y que te hagas "visible"! Leeré con calma.
Un abrazo.