Palíndromo

Palindromo

Hoy he visto la vida desde el otro lado

Acostumbrado a que las cosas son palabras y las palabras son cosas, a que las cosas son imágenes y que las imágenes son cosas, a que nosotros mismos tenemos nuestro haz y nuestro envés, me he llevado la sorpresa de ver las cosas de nuevo y del revés y del revés y de nuevo.

Hemos visto la suerte en los capicúas -que podrían ser números, pero también serían unos perfectos aborígenes de alguna aldea en alguna parte-, pero los sinsuerte del mundo comprobamos que el mundo es reversible -como las camisetas- gracias a los palíndromos. Si digo «Vendedor de jabón» no digo nada, pero si lo traduce un finés dice saippuakauppias comprobamos la mezcla de alfa y omega, la superposición de la cara y el culo, dicho en bruto y con bruticie. Si el griego fuera hoy algo más que un yogur o una rima del cinco, sabríamos que tenemos que lavar también nuestros pecados y no sólo nuestra cara: Nipson onomemata me monon ospin. Para que las caras sean culos y los pecados caras. No sé: seguro que hay más y más. Con las palabras como juego. Pero los juegos, ya se sabe, son trasunto de la vida. Porque los juegos son la vida y la vida es un juego.

hoy he visto la muerte desde este lado

Y he sentido miedo.

(Debo el descubrimiento de la escritura especular a Edu en uno de sus Plurks. La imagen es de Resio)

8 comentarios en “Palíndromo”

  1. Es lo que tienen los cambios de perspectiva. Pueden hacer cambiar totalmente la percepción de un objeto. Y si es un objeto tan grande como la vida, sólo el camino que hay que recorrer para encontrar el punto de perspectiva alternativa ya acojona, así que imagino tu miedo. En el caso de los palíndromos es aún peor:

    El cambio de perspectiva es tan atroz que hasta tienes que antipodizarte.

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