¿Os puedo pedir un favor?

Los visitantes asiduos de Verba volant habréis notado mi falta a la cita con las entradas más o menos diarias en este blog. La muerte -una vez más- se ha interpuesto en nuestra familia para arrebatarnos a mi madre. El propósito de emprender una senda más positiva (esta entrada la escribí cuando ni siquiera sospechaba hacia dónde derivaría el destino unos días más tarde) me empuja a intentar no caer en la tristeza. O, si caigo, por lo menos, extraer algunas cosas positivas y no dejar que esta cabeza mía ronde solamente en lo ténebre y funesto.

Así las cosas, os pido un favor (que no sé si es un meme, ni lo quiero convertir exactamente en eso, pero sí en algo parecido). Durante unos días, voy a ir incluyendo algunas cosas positivas del recuerdo de mi madre. No quiero hacer nada ñoño, ni sensiblero: sólo recordar esas pequeñas instantáneas, a veces muy tontas, que corren el peligro de caer en el olvido. Y, si no es mucho pedir, que escribáis vosotros alguno de esos fragmentos de vida de vuestras madres cuando erais niños.

Ahí va el mío para hoy:

Cada vez que me ponía enfermo, mi madre me dejaba solo por las mañanas un cuarto de hora, aproximadamente. Era el tiempo que tardaba en bajar a la Librería Granado, cerquita de casa, para traerme un libro (a veces también un tebeo), que convertía los momentos tediosos de la enfermedad en una pequeña aventura. Un libro cada día. No importaba cuánto durase la enfermedad. 

28 comentarios en “¿Os puedo pedir un favor?”

  1. Buenas noches Raúl:

    No sabía lo de tu madre. Aunque haya pasado un año, quiero ponerte unas palabras, en su recuerdo.

    Tú eres tu madre ahora. Ella está en tí. Va contigo a todas partes. ¿Cómo iba a dejarte solo?. Yo nunca dejaría solo a mi hijo. Pues ella lo mismo.

    Saludos.

  2. Ocho meses y un monton de dias de retraso: Mi madre me queria (la unica persona en el mundo que lo ha hecho incondicionalmente). Un puto 13 de Diciembre de un puto 1.999 se murió y en mi quedaron millones de palabras por decirle y gestos por hacerle.

    – Mamá si doblo el codo me duele!!

    – Pues no lo dobles.

    GRANDE

  3. Aunque comento estas entradas haciendo un pequeño inciso (terapéutico) sobre las entradas dedicadas a mi madre, os agradezco que hayáis recuperado esos momentos conmigo. Ya sabéis: madre, no hay más que una.

  4. Lo siento mucho Raúl, entiendo que no sea un momento fácil, pero tienes nuestro apoyo. Estos dos días que no has venido no veas lo que te hemos añorado.

    Aunque no me sucedió de muy pequeña siempre me acordaré de el día que me paso el accidente, yo llamé a mi madre diciéndola que me había atropellado un coche como una cosa normal, no se me olvidará la cara que puso la pobre y se echo a llorar cuando me vio como me subían a la ambulancia, llena de cachivaches como si me hubiesen linchado, en esos momentos fue de los mejores apoyos. Que una madre siempre será una madre.

  5. Nunca me dejaba coger sus cosas, yo no me lo podía explicar. Cuando ella salía yo aprovechaba para coger sus zapatos, sus collares y pegarme unas cuantas vueltas por la casa. Luego recogía todo y se lo dejaba en sitio exacto en que lo había encontrado. Todavia no me explico como al volver podía notar que le había cogido sus cosas, entonces bronca al canto. Yo como simpre negaba los hechos (aunque siempre en vano).

    La cantidad de enfados que quedan ahora reducidos a unos cuantos recuerdos graciosos…

    "Vivir-escribe el poeta- es ver pasar […] mejor diríamos vivir es ver volver"

    Un saludo desde Salamanca

  6. Mi madre también muchas veces al volver de la compra traía un libro para mí (¡qué coincidencia!). La ventaja que yo tenía es que creo que no hacía falta que yo estuviese mala. Recuerdo especialmente los de poesía.

  7. Cuando llovía o nevaba, al llegar a casa del colegio, mi madre me abría la puerta con una toalla y unas zapatillas calentitas en la mano que había puesto (siempre previsora) un rato antes sobre el radiador.

  8. De mi infancia recuerdo con gran cariño como mi madre, por las mañanas al despertarme, me levantaba y me llevaba "a caballito" hasta la mesa de la cocina para que no pisase el frío suelo con los pies descalzos. Nada q no hubiera solucionado unas buenas zapatillas de casa pero quizás con ellas no hubiese guardado este momento.

    Ánimo y un abrazo.

  9. Hola Raúl, lo siento mucho, la verdad es que nunca se me ha dado muy bien dar ánimos, sólo decirte que tienes a tus alumnos para todo lo que necesites, como tú has hecho siempre con nosotros.

    Ahí va mi recuerdo:

    Cuando era pequeño solía despertarme todos los días sobre las 7 o 7:30, y como es normal, mi madre siempre estaba durmiendo y mi padre levantándose para ir al trabajo. Y jamás se me olvidará esa sensación de protección y de tranquilidad que sentía cuando me metía en la cama con mi madre y esperábamos los dos, unas veces hablando, otras jugando, y a veces sin hacer nada, a que diese la hora de ir al colegio.

    Un saludo y todos mis ánimos.

  10. Con mis enfermedades infantiles recuerdo 3 cosas:

    1.- un tbo nuevo.

    2.- el mosto Palacios para beber.

    3.- y… (hoy la denunciarían por maltrato infantil) el vasito de quina. Más que la de Santa Catalina ( ¡que da unas ganas de comerrrrr….!) la que tomaba era una más amarga que me gustaba más. Se llamaba Reconstituyente Quina Sansón.

    No es que quiera fomentar el alcohol entre la infancia, pero hoy en día que cuidamos tanto a los niños. Bollitos para que no tengan que morder el pan (¡ tan duro él!) , actimeles, (con su bifidus y todo), en coche todo el día para que no se cansen cuando van de un sitio a otro…, [No quiero seguir escribiendo por este camino. ]

    Que yo sepa nadie de mis amigos del barrio ha acabado alcóholico, y mira que los que hemos pasado de los 50 hemos empezado pronto en el asunto.-

    Un abrazo y esas cosas

  11. Siempre recordaré el momento cuando abandoné la casa materna. Mi madre con lágrimas en los ojos, con sus silencios y sus abrazos supieron condensar todos aquellos detalles vividos juntos.

    Lo siento. Un fuerte abrazo.

  12. Mucho ánimo Raúl, se fuerte aunque se que no es fácil en estos momentos, pero ten siempre presente que tienes a muchisimas personas que te apoyan y están a tu lado por ser como eres.

    Yo aun recuerdo mi operación de apendicitis…una simple operación de nada, pero que para mi con 7 añitos no fue tan facil.

    Salia de la habitacion dirección al quirofano con mi madre a mi lado en la camilla…pero en el momento de entrar en el…mi madre se fue¡¡

    Creo k nunca he llorado tanto como aquella vez.

    Desde entonces me he dado cuenta de que madre solo hay una.

    Un saludo.

  13. Lo siento mucho Raúl, se que no es fácil, pero todos hemos pasado por estos momentos, y con el apoyo de todos todo volverá a ser como antes, por lo menos nosotros tus alumnos así lo haremos.

    Un saludo Raúl. Ánimo

  14. recuerdo cómo hundía mi cabeza en su regazo, de niño, y cómo me acogía

    siento mucho la pérdida, Raúl, siento no haber podido estar a tu lado, no haber consultado el correo electrónico a tiempo, no haber visto tu entrada de hoy oportunamente

    un fuerte abrazo, amigo, ánimo y tiempo

  15. El recuerdo de mi madre sigue conmigo desde hace 13 años. Tenía 93 cuando murió, y te pasará lo mismo, que seguirás recordándola siempre. Pero es bonito, es muy bonito este tipo de recuerdos. Un saludo

  16. fuerza y ánimo en este momento y una memoria bien nítida que guarde todos los recuerdos.

    cuando mi madre cocina, tararea una canción. siempre la misma y siempre diferente. animada y melancólica. así como si nada. cuando era pequeña un día entré en la cocina, le dije: qué canción más bonita estás cantando, cuál es?

    y me respondió: no sé.

    yo no podía entender, aunque no podía ser de otra manera, que aquella maravillosa canción siempre igual y siempre diferente, llegara con una melodía tan improvisada e inédita a ser la sal de los guisos. Mi cocina ya se convierte en una fiesta, cuando de más mayor, agarro a mi madre y bailamos y cantamos a coro canciones de su época mientras nos acompaña el "chup chup" de la paella.

    un abrazo muy fuerte

  17. Ánimo Raúl, en estos momentos es cuando más apoyo tienes que tener, asique nosotros te lo daremos en clase.

    Cuano yo era pequeño y estaba con fiebre (cosa habitual aún con un simple catarro), lo que más me gustaba era que mi madre se levantara de madrugada a ponerme el termómetro y darme el antibiótico, porque luego se quedaba en mi cama hasta que me volvía a dormir.

    Pequeños detalles que no se olvidan.

  18. El cambio de país para mí fue como un juego, era pequeña y estaba en el tiempo en que los niños no nos damos cuenta de las cosas. Todo parecía ir bien, mi madre nos recibía al llegar del colegio con una sonrisa en la cara y, como siempre, nos cuidaba mucho. Con los años me he dado cuenta de que fue muy duro para ella, detrás de esa sonrisa se escondía un corazón partido y muchas lágrimas. Pero nunca permitió que sus hijas intuyeran cómo se sentía realmente.

    Un saludo Raúl.

  19. Mi madre se ponía histérica cada vez que se enfrentaba a un plato de lentejas y a un trasto con cara de bueno que las odiaba. Lo intentó de todas formas y se reía disimuladamente, aunque nunca lo ha reconocido, cuando mi mirada pedía a gritos que ese momento se acabase. Entonces dejaba la cuchara y los dos, como si de un encuentro de viejos colegas se tratase, reíamos a carcajada limpia, con mi babero azul y con una complicidad que sólo puede tener una madre con su hijo.

    Hoy cada cucharada de lentejas me sabe a recuerdos, a felicidad. Y mientras escribo este comentario me resulta imposible ponerme serio y borrar la sonrisa de mi cara.

    Un abrazo muy fuerte Raúl. Ánimo.

  20. A mí madre la tocó bregar con una niña muy, pero que muy "trasto"…

    Hace unos días recordábamos entre risas lo que sucedía cada vez que nuestras madres se quitaban la zapatilla…

    Según aparecía por la puerta, en la habitación no quedaba ni el apuntador, y daban comienzo las carreras de velocidad y evitación por el pasillo de casa.

    La zapatilla era blanda y flexible… pero la nalga afectada picaba hasta la cena.

    🙂

  21. Lo primero, que tengo que decir es que nose por donde empezar para expresar que da igual el tiempo que haga que no nos veamos, porque la marca que tu dejaste en mi vida es demasiado grande para que el tiempo la borre.

    Ahora mismo no tengo un recuerdo muy enternecedor de mi madre cuando era mas pequeña, pero tengo mil pequeños detalles diarios desde hoy hasta donde me llega la memoria, porque para nuestras madres siempre somos niños. Ahora mismo huele a bizcocho por toda la casa.

  22. No sé en que época del año estabamos, pero las grandes cristaleras de la terraza ilumiaban toda la casa. No había muebles, sólo un triste mirondas en la cocina. Mi padre al final se había marchado. Después de afirmarnos que no nos habían robado mi madre puso un mantel en el suelo del salón y con una gran sonrisa dijo – Hoy hacemos picnic en el salón.

  23. Es una gran idea, hacer que tu madre siga viviendo en tu corazon, en esos pequeños detalles, cotidianos pero llenos de esa actitud que solo sabe tener una madre antes sus hijos.

    Yo recuerdo cuando la mia, de pequeño, ante mis primeras lecciones en el colegio , tras irse mi padrea a trabajar venia por la mañana a mi cama y repasabamos conjuntamente los textos que luego tenia que dar al profesor. Que sensacion de seguridad ante el nuevo reto me proporcionaba.

    Un fuerte abrazo Raul, desde aqui al lado.

  24. Mi vida no ha sido fácil. Eso tampoco es ninguna novedad. Y siendo muy niño, mi madre -siempre le ha gustado esa palabra, madre- me enseñó que no hay que darse nunca por vencido. "El no ya lo tienes" es su forma de condensar en una frase un pensamiento y una filosofía verdaderamente positiva. No tengas miedo, no temas el fracaso, mira siempre adelante, porque el no… ya lo tienes, ahora sólo puedes mejorar.

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